Me alegra comprobar que todavía perdura esta cita anual en momentos donde la educación parece no pasar por buenos momentos (véase la huelga de docentes del día 21 de Mayo) y la cultura camina por derroteros parecidos (descanse el paz el Ciclo Ciudad del Paraíso). Por eso, si en el seno de la buena voluntad que desde siempre pone Manos Unidas en pro de las nobles causas, los aplausos resuenan desde antes de comenzar la actuación.

Este evento tenía como protagonista la recaudación benéfica para la construcción de un colegio de Primaria en Burundi, se enmarcó una vez más con la colaboración de la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga (OSPM) en su faceta de únicos intérpretes .

Gustav Mahler fue el elegido y su conocida Sinfonía nº 1 en re menor, no en tonalidad mayor fruto tal vez de un lapsus involuntario, y Francisco Martínez González su traductor en fiel reflejo de sabias notas. Una clase magistral de aproximación a esa visión y esencia mahleriana tan poco entendida en muchas ocasiones. Felicito a la organización por el planteamiento educativo y explicativo en torno al lenguaje sinfónico del compositor para dar paso a la música propiamente dicha.

De los cuatro tiempos sinfónicos de esta partitura y que desarrollaron los maestros de la OSPM personalmente destacaría el tercero. Lo cierto es que fue el más lucido desde el comienzo impecable del solista de contrabajo dando rienda suelta al motivo canónico insertado a lo largo de una óptima resolución por el resto de los efectivos musicales. En igual mérito se presentó un segundo dando como resultado una buena traducción por parte de una cuerda compacta equilibrando un primero algo difuso y un cuarto no muy apropiado en los metales en general y en las trompas en particular, en la permanente conjunción de la diestra batuta de Francisco de Gálvez.

Finalmente, grandes ovaciones de un aforo no muy completo por desgracia pero firme ante las buenas causas de todo tipo.