Cultura

Lo que la escuela malagueña oculta aún en el tendido

  • El director Oscar López hace balance y muestra los valores todavía desconocidos

La afición malagueña ha podido conocer esta semana las nuevas promesas toreras de la tierra a lo largo del, cuarto ya, Certamen Internacional de Escuelas Taurinas. Este año han toreado tres novilleros, aunque dos de ellos ya lo hicieron la pasada edición. Los protagonistas de años atrás ya debutaron con picadores, uno de los que más ilusionan (Saúl Jiménez Fortes), precisamente, se anuncia el viernes en La Malagueta con caballos en la primera de abono. Pero hay más. El director de la escuela, Oscar López Hoyos, hace balance positivo de la temporada y revela que el grueso de alumnos aún son becerristas, por lo que en los próximos años la competencia será mayor.

"Tenemos tres chavales preparados para torear erales, pero muchos becerristas, ellos son la cantera real de la escuela. Tenemos que estar nutriéndonos siempre de nuevos valores", subraya López, que considera que esta temporada, la quinta de la escuela en su historia reciente, ha sido la más "exitosa". De hecho, en los dos certámenes de la asociación de escuelas taurinas de Andalucía, Málaga ha tenido alumnos en la final. Fernando Rey ganó el ciclo de becerradas y Adolfo Ramos fue finalista en las novilladas, éstas televisadas. También toreará en la final de hoy.

Con el paso de los años, una de las cosas aprendidas por los directores de la escuela malagueña, es la necesidad de que los jóvenes deben aprender a poner banderillas. Pero todos, aunque la aspiración sea llegar a matador. "El día de mañana lo mismo tienen que coger los palos. Mejor que aprendan ahora", subraya López, sabedor de la dificultad de llegar a simplemente a tomar la alternativa. Por el momento un alumno, Cristian Bolaños, de 16 años, se forma exclusivamente para banderillero. Pero los otros más de veinte tienen claro que su traje de luces debe ser de oro, no de subalterno. La llegada de José Antonio Trujillo ha sido clave, dice López. El banderillero malagueño comparte la dirección artística con el matador Fernando Cámara.

Pero el gran problema de los jóvenes toreros llega cuando salen del nido. El periplo de novillero es complicado sin un buen apoderado. Esta es una viaje reivindicación de las escuelas, que por el momento no tienen recursos para seguir con sus alumnos más allá del debut con caballos. Pero así es el mundo del toro, siempre complicado.

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