Cultura

La verdad de los espejos

  • La actriz Elena de Cara estrena el viernes en el Centro Cultural Provincial 'La segunda mujer', obra con la que echa a andar su propia compañía.

Quien tuvo la fortuna de ver en 2009 (y en los años siguientes) el montaje que la compañía granadina Histrión Teatro hizo de Los corderos de Daniel Veronese, bajo la dirección del mismo autor argentino, se llevó sin remedio a casa la sensación de haber asistido a todo un descubrimiento: el de la actriz Elena de Cara (Málaga, 1985), que demostró ya entonces su altura interpretativa y su capacidad a la hora de afectar al espectador. De Cara completó su formación en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga y la prolongó en Granada, donde Histrión la fichó para su proyecto veronesiano. El mismo tuvo una segunda entrega en 2013 con Teatro para pájaros, obra también escrita y dirigida por Veronese (quien ganó a cuenta de esta producción el premio Max al mejor autor iberoamericano) y que, como la anterior, fue montada en Buenos Aires antes de su estreno español. Después, De Cara ha protagonizado otras obras facturadas desde la escena malagueña como La gaviota de Mu Teatro, Historia de Mikoto de Alberto Cortés, Tres de Miguel Zurita y Vicente Ortiz y Las troyanas, el último trabajo de La Imprudente, estrenada el pasado verano en el Teatro Romano y representada hace sólo unos días en el Echegaray dentro del Festival de Teatro. Por motivos que cualquiera que la haya visto en un escenario comprenderá de sobra, Elena de Cara es una de las actrices más reclamadas en la Málaga donde oficia; repasando su trayectoria, la intérprete no oculta su satisfacción pero deja bien claro, al mismo tiempo, que las decisiones artísticas relativas a estas producciones "han venido siempre de otras manos. En la mayoría de los casos he estado de acuerdo, pero en otros admito que lo habría hecho de manera distinta". Éste es, en gran medida, el motivo que ha empujado a Elena de Cara a formar su propia compañía, De Cara Teatro, con la que debutará el próximo viernes 17 a las 21:00 en el Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia (C/ Ollerías) dentro del ciclo Proximity (con entrada gratuita previa recogida de invitación en la taquilla del centro). Y lo hará con La segunda mujer, un solo de largo alcance que constituye un reto de alto calibre.

Para su primera producción, Elena de Cara ha armado un equipo a la medida de sus intenciones. La segunda mujer es un texto de Samuel Pinazo, uno de los dramaturgos malagueños de mayor proyección (su obra Hécate y la frontera ganó el primer premio en el certamen Popdrama y ha sido seleccionada para su montaje por Factoría Echegaray), mientras que la dirección corre a cargo de Mercedes León, emblema de la escena malagueña como autora, profesora y productora y nominada al Goya como mejor actriz de reparto por su trabajo en la película La isla mínima. De Cara da vida a dos personajes en una obra sobre una psicoanalista que recibe la visita de una extraña mujer: "Nuestra intención era desde el principio hacer una obra sobre la mente humana en el contexto presente, dar una llamada de atención sobre los peligros del autopsicoanálisis y del exceso de autorreflexión. En las conversaciones que mantuvimos Samuel Pinazo y yo cuando le pedí un texto para mí incidimos mucho en que la convivencia parece hacerse hoy día a base de muros. Hay una erosión constante de la objetividad, se pierde de vista lo que los espejos dicen de nosotros, las visiones externas no interesan. El ombligo se constituye como única verdad. Nos parecía que había ahí un material dramático muy interesante en el que adentrarse". Pinazo escribió su texto "sin ninguna indicación por mi parte, porque ya había trabajado con él en varias ocasiones y confiaba plenamente en su criterio. Después, una vez escrita la obra, hemos afinando hasta decir exactamente lo que queríamos decir". En un escenario desnudo, bajo la iluminación de Azael Ferrer y las proyecciones de Nicko Baills como elementos definitivos, La segunda mujer aspira "a abrir puertas, a invitar a la reflexión, a que el público se haga preguntas y a hacer visibles los espejos. No renegamos de una intención filosófica". Posiblemente ésta nunca ha sido tan necesaria.

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