Cultura

Una fiesta divertida donde algo huele mal

A poco que uno se asome al Carnaval de Málaga, echará un buen rato. Para ello no hace falta ser ningún erudito, sino tener un mínimo de sentido del humor y ganas de pasarlo bien. También podrá observar que algo huele mal dentro de la fiesta. De hecho, es curioso que con los dedos de la mano se puedan contar a las agrupaciones que no llevan en su repertorio alguna crítica interna, sobre todo hacia la propia Fundación organizadora, a la que la mayoría de grupos tildan de "secta" o "dictadura". Pero el Carnaval es precisamente lo contrario, representa la libertad de un pueblo que, llegado el mes de febrero, convierte sus coplas en altavoces de crítica social. La realidad de esta fiesta en Málaga, que cumple ya más de un cuarto de siglo celebrándose tal y como se conoce en la actualidad, es que sigue siendo minoritaria, aunque cuenta con un público fiel. A veces tanto que parece que impiden el aperturismo a nuevos grupos. Vista desde fuera, parece demasiado cerrada, aunque las coplas que se han podido escuchar durante las dos últimas semanas, hablan precisamente de lo contrario, de tomar las calles y llenarlas de disfraces. Pero en la llamada "Gran Final", ni los propios carnavaleros fueron disfrazados. Ni siquiera el famoso Miguel El Ciego, pese a tener, según dice, 117 trajes diferentes. Este carnavalero no es el único que asegura tener desavenencias con la organización, de hecho hay agrupaciones que no se presentan al concurso de canto por este mismo motivo. Otras simplemente están vetadas. Sin embargo, es raro el carnavalero que no habla de unión para impulsar definitivamente una fiesta que hace años cumplió su mayoría de edad y que cada febrero ve como hay más malagueños disfrazados en Cádiz que en su propia ciudad. En muchos casos, el desconocimiento hace el desarraigo, pues hay quién no se emociona con un pasodoble dedicado a su tierra, pero es capaz de llorar con una copla de la Tacita de Plata. Efectivamente, el futuro pasa por la unión que todos predican y por limpiar eso que huele mal y que la mayoría denuncia. Si luego hay quien prefiera disfrazarse en Halloween en lugar de por Carnaval, ese será ya su problema.

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