Cultura

Mucho frío, pocas canciones

  • Marlango llena el Teatro Cervantes, pero la presentación de 'The electrical morning' demostró sus limitaciones

Qué frío hacía anoche en el Cervantes, y no era por culpa del aire acondicionado, sino por la total ausencia de calidez en las canciones de Marlango -bueno, en realidad sólo tienen una o eso parece-. La presentación de The electrical morning (2007) en Málaga, una de sus plazas fuertes -el teatro estaba lleno-, no aportó nada a lo que ya sabíamos del proyecto musical de Leonor Watling: son planos, apenas tienen un par de melodías en tres discos y la sombra de Fiona Apple sobre ellos es demasiado alargada.

Pasan los años y Marlango no cambia, por más que algunos medios se empeñen en salvarles la vida. Dado que no tienen un repertorio que enamore, la razón del éxito de Pelayo, Ibarra y Watling sólo puede estar en su cantante. El rollo de actriz famosa y atractiva siempre ha funcionado, pero a la Bardot le escribía las canciones Gainsbourg.

Marlango tiene una puesta en escena moderniqui y sosa -¡esas barras luminosas-, pero su baza es Watling. Y ahí se hunden más. La actriz, cantante y compositora no puede moverse y falsear la voz al mismo tiempo, así que su gestualidad acaba pareciendo la de un oso o un macarra borracho -escojan, yo opto por oso-. Y su voz no da para un directo y menos en un teatro.

La banda cumple con dignidad -salvo algún guitarrazo, poco apropiado para una banda de pop elegante-, pero por más que maquillen las canciones resulta evidente que debajo hay nada o muy poco. Cositas como Never trust me se escudan en una percusión fracturada -debe de ser esa influencia de Eels de la que hablan en el texto promocional de The electrical morning-, y así casi todas: silbidos, coros...

Lo frustrante es el éxito de una banda que dice poco en disco y mucho menos aún en directo. Si Watling dice de una canción que es "útil, bonita y romántica" los demás mejor nos callamos. Canciones como Hold me tight, tan vacías y endebles, tan lineales, no podrían ser singles ni de Deacon Blue, pero con Marlango lo son: no hay más.

Al menos, y se agradece, Watling tiene memoria. Anoche recordó que el Cervantes fue el lugar de su gran debut, su primer gran escenario y la primera vez que actuaron como Marlango. Esta es su casa y ya nada puede cambiarlo, así que algunos esperamos que repasen mejor la discografía de Fiona Apple -es corta, y sabemos que tenéis los discos- para que la próxima vez que vengan su discurso haya avanzado, aunque sea sólo un poco.

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