Cultura

La gorda y la flaca

Comedia, acción, Estados Unidos, 2013, 117 min. Dirección: Paul Feig. Intérpretes: Sandra Bullock, Melissa McCarthy. Cines: Málaga Nostrum, Plaza Mayor, Miramar, Gran Marbella, El Ingenio.

Importación del humor grosero y elemental de la llamada nueva comedia americana (Apatow y compañía: llamar nuevo a esto es lo más parecido a llamarlo a un regreso a las cavernas) al universo de la buddy movie (película de amigos o de colegas) en versión femenina. Melissa McCarthy (la burraca mal hablada) y Sandra Bullock (la redicha sabihonda) forman una pareja despareja -una es agente del FBI y la otra policía- metidas en líos tan improbables como previsibles. Antes de esta película su director, Paul Feig, había perpetrado ¡Peligro! Menores sueltos y La boda de mi mejor amiga, además de series de televisión. Su nueva obra agrava su culpa. Como parodia del machismo de las buddy movie, a la vez que burla del feminismo políticamente correcto, convierte a las películas de Leslie Nielsen en sutilezas dignas de Lubitsch.

La redicha, es decir Bullock, se juega un ascenso en la resolución de un caso ligado a un misterioso capo y demostrando su capacidad de cooperación con la policía local. La burraca, es decir McCarthy, pasa de todo y odia a la agente de FBI tanto como es odiada por ella. La primera está siempre tensa y es tan estricta como puritana y prepotente; y la segunda tiene una exagerada inclinación a la violencia, la grosería y la escatología. La risa, se supone, debe nacer de la confrontación entre ambas. Pero los caracteres, especialmente el de Melissa McCarthy, están tan grotescamente exagerados que la risa falta a su cita. O sólo es puntual con los admiradores de la nueva comedia americana o de Escenas de matrimonio de José Luis Moreno. Algo tan original como el juego entre el clown blanco redicho y el augusto tonto. Pero muchísimo peor. Y para colmo con la habitual música atronadora.

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