Crítica de Cine cine

Un gran melodrama heredero de David Lean

Michael Fassbender protagoniza 'La luz entre los océanos'.

Michael Fassbender protagoniza 'La luz entre los océanos'. / m. h.

La luz entre los océanosHHHHH

Drama, EEUU, 2016, 133 min. Dirección y guión: Derek Cianfrance. Intérpretes: Michael Fassbender, Alicia Vikander, Rachel Weisz, John Anthony Hayes y Caren Pistorius. Fotografía: Adam Arkapaw. Música: Alexandre Desplat. Cines: Plaza Mayor, La Cañada, Ronda.

Me recordó a David Lean desde el principio. Por su intensidad seriamente melodramática. Por su emoción honda y sobria. Por su arriesgado juego con el exceso sentimental y la desmesura emocional, templado por la contención estilística. Por la integración del paisaje -en este caso una isla desolada y el mar infinito- como fundamental elemento dramático. Y por la espectacularidad rotunda pero nunca enfática del encuadre, ya se trate de los poderosos primeros planos, de los interiores o de los desolados y apabullantes paisajes. Y mira por donde, está teniendo tan malas críticas desde que se presentó con fría acogida en el Festival de Venecia como David Lean las tuvo en los casos de Doctor Zhivago y La hija de Ryan -a la que puede recordar- haciéndole abandonar la dirección hasta que, rectificados los erróneos juicios críticos y animado por los jóvenes maestros americanos de la generación de los 70, volvió a dirigir tras 14 años de silencio, regalándonos Pasaje a la India, su última obra.

También me ha recordado, por su uso dramático y lírico de la naturaleza, a Terrence Malick. Y, mira por donde, la banda sonora la firma Alexandre Desplat, que compuso la música original adicional para El árbol de la vida; y en la secuencia del bautizo utiliza el Cántico funerario de Tavener que Malick utilizó en dicha película ¿Casualidades? Al decir que tiene mucho de Lean (uno de mis directores de cabecera) y algo de Malick (que para mí, junto a Paul Thomas Anderson y James Gray, es uno de los grandes creadores del cine americano actual), está claro que no coincido con mis colegas. La luz entre los océanos es el mejor, más potente y más emocionante melodrama que he visto desde La horas. Y de eso hace ya -parece mentira- 14 años.

Basándose en una novela de M. L. Stedman, Derek Cianfrance (Blue Valentine, Cruce de caminos) escribe y dirige esta gran película adentrándose en la peligrosa tierra de nadie de la superproducción de autor y de la reescritura moderna del cine clásico que, al parecer, no ha logrado satisfacer ni a los tirios de las palomitas ni a los troyanos cinéfilos. Yo les recomiendo calurosamente esta historia de un australiano que, traumatizado por lo vivido en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial, solicita el puesto de farero en una isla desierta buscando cura y olvido en la soledad. Casado con una joven de la pequeña ciudad colonial de la que depende el faro, también herida por la guerra en la que ha perdido a sus dos hermanos, conocerá la felicidad en el salvaje y espléndido aislamiento de la isla situada entre dos océanos. Hasta que, tras sufrir ella dos abortos espontáneos, la llegada de una barca a la deriva con el cadáver de un hombre y un bebé aún vivo cambia sus vidas.

Además de las muy buenas interpretaciones de Michael Fassbender, Alicia Vikander y Rachel Weisz, y de las igualmente excelentes -logrando definir sus personajes en muy pocas intervenciones- de Jane Menelaus y Garry McDonald (los padres de ella) y Jack Thompson (Ralph, el único amigo de él), el poderío de la película reside en el talento de Cianfrance para conciliar serenidad y pasión, elegancia visual y emociones extremas, contención y desbordamiento. Creo que el tiempo tratará bien a esta película en mi opinión injustamente tratada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios