firmado: mister j.

El hechizo de Alan Moore

  • El escritor e historietista Gary Spencer Millidge analiza la trayectoria del británico en un ensayo editado por Planeta DeAgostini, un volumen hermoso y muy ilustrado

Dice Michael Moorcock en la introducción de Alan Moore. Storyteller que "la historia de los cómics se data mediante las eras a. M. y d. M. -antes y después de Alan Moore- porque, sencillamente, nadie había tenido la ambición, la imaginación y el talento para hacer lo que Moore hizo antes de que él saliera a escena". Conste antes de nada que me declaro uno más de la horda de fanáticos de Alan Moore -y ya puestos del maestro Moorcock-, pero si me lo permiten, quisiera contestar al creador de Elric en su propio idioma: Bullshit! Pasa que ya se está uno hartando de tanta hipérbole, tanta boutade y tanta tontería. O quizá lo exprese mejor esta frase que pesqué el otro día en un foro electrónico: Moore no tiene la culpa de sus seguidores.

No seré yo quien discuta que el guionista de Northampton es una singularidad, un nombre propio, un genio, un hechicero capaz -en sus propias palabras- "de manipular símbolos, palabras o imágenes para generar cambios en la conciencia", pero es que, cumplida la cuarta década d. M., se diría que su mayor hechizo ha sido precisamente imponerse por encima de todo y de todos. Es el caso extremo del paradigma borgeano de los precursores: como Moore lo ha devorado todo y lo ha regurgitado todo, en consecuencia, lo ha inventado todo, lo ha creado todo. Un ejemplo: en la penúltima discusión que mantuve sobre Watchmen -¡quién me mandaría a mí!-, mi contrincante me espetó un listado de motivos filosóficos presentes en la magna obra para probar su palmaria relevancia, como quien esgrime el código civil en materia de divorcio. Y cómo podría yo convencerle de que todos y cada uno de esos temas son un patrimonio trenzado colectivamente a lo largo de las décadas en el seno del género de superhéroes y no el fruto de la simple iluminación del británico. Se necesita conocer las fuentes, y claro está que es más barato y sencillo leer un tebeo que quinientos. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¡Primero fue Alan Moore! Acabáramos.

Ahora bien, lo antes dicho no invalida el enorme talento del guionista, su condición de vórtice y resumen del pensamiento de su época. Los hay que inventan y los hay que catalogan ingenios y hasta crean enciclopedias. En mi opinión, y siempre en el ramo de la historieta, Moore es el más eminente de estos últimos, y es por ello que -literalmente- contiene universos.

De estos da cuenta el escritor e historietista Gary Spencer Millidge, quien ha escogido el título Storyteller para este estupendo ensayo sobre Moore editado en castellano por Planeta DeAgostini. Storyteller es un volumen hermoso, muy ilustrado, que une al estudio biográfico un amplio repaso bibliográfico. Para los que no conozcan la obra de Moore -o no la conozcan lo suficiente-, el imponente trabajo de Millidge es la ocasión ideal para observar de cerca, paso a paso, un fenómeno fascinante. Para los que ya la conocen, es una cita obligada, no solo por la enorme cantidad de información literaria y gráfica que contiene o por la bella hechura, sino porque se trata de un trabajo bendecido por el propio autor, una suerte de versión oficial de su trayectoria hasta el día de hoy.

·firmadomisterj.blogspot.com

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