Cultura

El lenguaje preciso de las máscaras y del corazón

XXIX Festival Internacional de Teatro. Teatro Echegaray. Fecha: 4 de febrero. Compañía: Kulunka Teatro. Dirección: Iñaki Rikarte. Reparto: Jose Dault, Garbiñe Insausti, Edu Cárcamo. Máscaras: Garbiñe Insausti. Aforo: Cerca de 300 personas (casi lleno).

Los espectadores malagueños más avezados recordarán a Familie Flöz, la compañía alemana que ha visitado la ciudad un par de ocasiones con otros tantos montajes (el último, Hotel Paradiso, fue el primero que se representó en el Teatro Echegaray tras su restauración, en octubre de 2009) basados en el uso de máscaras como agentes gestuales y emocionales en completa sustitución de la palabra. La compañía vasca Kulunka Teatro ha llegado este fin de semana al Festival de Teatro de Málaga después de haber hecho lo propio en otros certámenes internacionales con André & Dorine y la calificación de discípulos de los anteriores. Pero, vista su propuesta, y con el corazón todavía en un puño mientras escribo estas líneas, uno no sabe muy bien quién es aquí el maestro y quién el alumno.

André & Dorine cuenta una historia extremadamente sencilla en su planteamiento: la de un matrimonio de larga experiencia que se ha acostumbrado a una rutina segadora de todo afecto y que se ve puesta contra las cuerdas cuando a la esposa se le diagnostica el alzheimer. Entran en juego la memoria, el paso implacable del tiempo, las ilusiones perdidas y la amarga evidencia de que no podrán ser recobradas, el hijo como continuador de comportamientos pero, sobre todo, el amor como misterio que atraviesa la existencia sin remisión posible. El reto, tremendo, que asumen los jóvenes artistas de Kulunka es el de poner las máscaras al servicio de una emoción pura, absoluta, redonda e inconfundible. El resultado vuelve a demostrar que precisamente en la expresión de tales condimentos básicos de la vida las máscaras (ya lo sabían los griegos) sacan una ventaja amplia sobre la palabra y el gesto. El actor que cubre su rostro con la presencia ajena que no va a modificar ni un ápice su morfología se somete a otras leyes, pero resulta que el corazón habla y escucha mucho mejor así. André & Dorine es ternura, conmoción, herida y canto. Un placer que parecía perdido y ha sido recuperado.

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