monika zgustova. escritora y periodista

"La mayoría de los rusos quiere ver a su país como magnífico, ahora y siempre"

  • La especialista en literatura presentó ayer en Málaga capital su libro 'Vestidas para un baile en la nieve' en el que recoge relatos de mujeres supervivientes a los gulags soviéticos

La escritora, ayer, durante la presentación de su libro en la Colección del Museo Ruso.

La escritora, ayer, durante la presentación de su libro en la Colección del Museo Ruso. / M. H.

-El punto de vista de las mujeres en los campos de trabajo forzado no se ha tratado mucho, ¿por qué cree que ha sido?

-No se ha tratado mucho por una parte porque, hasta hace poco, a la gente de izquierdas, aquella izquierda que adoraba a la Unión Soviética y los países del Este, no les gustaba poner el dedo sobre cosas negativas de aquellos países. Eso por una parte. Esto está cambiando ahora porque vienen nuevas generaciones que son más objetivas, que no han vivido esta época de idealización de todas las cosas soviéticas. Por suerte todo esto está cambiando. Y por otra parte, generalmente siempre se habla más de los hombres que de las mujeres. Tanto si son los campos de concentración o si es el gulag. Sabemos mucho mejor lo que pasaba con los hombres en los campos nazis y lo mismo pasa con los campos soviéticos estalinistas.

-¿Cómo decidió escribir el libro?

-Yo misma, es verdad, que conocía más los testimonios de los hombres que de las mujeres. Entonces, cuando en una reunión de presos en Moscú, vi a bastantes mujeres que estaban allí como sobrevivientes de los campos pues me di cuenta que realmente hubo como proporcionalmente muchísimas mujeres, y tenía ganas de saber más sobre ellas y entonces les pedí entrevistas. Así surgió el libro: porque estaba en Moscú y un amigo me invitó a asistir a esta reunión, pensaba que me podría interesar como periodista y, bueno, a mí me interesó muchísimo y de esta manera tengo mucha curiosidad por cómo lo habrán pasado estas mujeres, porque quieras o no una mujer es como siempre físicamente más frágil. Entonces las empecé a entrevistar y poco a poco me iba dando cuenta que no era solo una cosa para mí, sino que tenía que ser para mucha gente y que tenía que ser un libro.

-¿En qué se diferencian las experiencias entre hombres y mujeres en el gulag?

-De alguna manera tenían como más amigas. Esto era muy importante, la amistad era muy importante. Las mujeres se hacen amigas con mucha facilidad y lo mismo pasaba en el gulag. Y las amistades en el gulag eran muy muy fuertes y la amistad les daba mucha fuerza. Con la amistad también iba la cultura, porque la una y la otra se enseñaban si veían un paisaje bonito, un bosque especialmente hermoso o una puesta de sol en medio del gulag, que es un sitio terrible y gris, pues además los inviernos son muy largos y el sol no sale en el norte de Siberia durante varios meses y otros solo se ve durante un ratito en el horizonte. Entonces ellas recogían todas las experiencias bonitas que podían tener, de belleza, de cultura; que si había algún libro en el gulag pues lo leían con mucha avidez. Y si no había libros -que normalmente no los había- entonces ellas mismas inventaban poemas. Algunas recordaban poemas de antes y los transmitían, los compartían con las demás y de esta manera las mujeres también tenían cosas en qué pensar. Esto los hombres también lo hacían, lo de la poesía, es la cosa que los dos tienen en común. Salir de este embrutecimiento a través de esta dignificación por la cultura, por la belleza... por la amistad básicamente; incluso a veces por el amor, porque las mujeres conocían a algunos hombres y con este contacto de ojos ya era suficiente para hacerte sentir muchísimo mejor.

-¿Quiénes eran sus guardias?

-Eran básicamente mujeres pero también había hombres. En distinto grado había también hombres que eran guardias y entonces claro, se producían por parte de estos guardianes violaciones. De esto hablamos poco con estas mujeres porque era un tema que realmente las molestaba mucho, porque es una generación que no estaba acostumbrada a hablar de estos temas. De todas maneras lo dejé entrever por este aspecto tan importante que era la humillación de la persona a través de las violaciones casi puedo decir que la experiencia de las mujeres era más terrible que la de los hombres. Lo que pasa que las mujeres estaban más preparadas para la amistad y la amistad ayudaba mucho.

-¿Qué hacía que se llevaran a las mujeres en cualquier momento al gulag, incluso antes de un baile como alude el título de la obra?

-La verdad es que eran decisiones arbitrarias. En algún momento podía haber alguna razón, como por ejemplo, que el motivo para llevársela al gulag era que sus padres habían sido fusilados como enemigos del pueblo en las purgas estalinistas. Otras veces, por ejemplo, una de mis protagonistas había tenido un novio americano, un soldado que durante la Segunda Guerra Mundial llevaba armamento a la Unión Soviética para combatir a los nazis. Pues dos, tres o cuatro años después a esta chica la acusaron de espionaje proamericano y la sentenciaron al gulag. Muchas veces la policía secreta necesitaba como un cupo de gente para llevar una mano de obra gratuita para hacer obras en el lejano norte siberiano y realmente el trabajo era tan duro que estos campos se convirtieron en campos de exterminio.

-Una vez liberadas, ¿cómo se adaptaban de nuevo a la sociedad?

-Era muy difícil para ellas. No pensaban que fuera tan difícil pero lo era. Ellas esperaban este momento con muchas ganas pero luego cuando se encontraron en la sociedad libre vieron que la gente en libertad era tan distinta de ellas que no se entendían para nada. Era un poco como lo que pasaba también con los exprisioneros de los campos nazis, que también les costó muchísimo y que incluso a veces llegaron a suicidarse. Pues aquí también pasaba esto. Estas mujeres y hombres para sentirse comprendidas se rodeaban de otros prisioneros del gulag. Las mujeres en muchísimos casos yo diría que más de la mitad se casaban con los hombres del gulag. Eran unos hombres cascados y que tenían problemas incluso mentales pero era preferible para estas mujeres esto que estar con alguien que no las comprendía para nada, porque ellas tenían una escala de valores muy clara y muy bien definida del gulag, que para ella lo importante era la amistad, el trabajo que sería para ayudar a las comunidades, a la sociedad. Ellas cuando veían a la gente libre tenían la sensación de que perdían el tiempo, mientras que ellas, que habían perdido tanto tiempo en el gulag querían recuperar el tiempo perdido. Si las dejaban se ponían primero a estudiar y luego a trabajar en alguna cosa que sería como útil a la sociedad.

-¿En la Rusia actual se hace una labor por mantener su recuerdo vivo?

-En parte se ha hecho mucho trabajo y hay grupos de gente que se ha dedicado a esto. Hay una institución que se llama Memory All, que está financiada desde el occidente que se dedica a esto. Incluso tienen toda clase de objetos, libros... muchísimas cosas. Pero por otra parte, lo que es ahora es el estado ruso de Putin pues no está nada interesado en que se profundice en esas cosas, porque la mayoría de los rusos quieren ver a su país como un país magnífico e importante ahora y siempre. Y por eso interesa a muy poca gente que se conozca la memoria histórica. Básicamente a la mayoría de ellos les interesa hacer borrón y cuenta nueva, y una parte de la sociedad ya se dedica a la vida normal y no quiere conocer historias tristes; y otros, que son los manipuladores desde la política están fomentando este ambiente de olvido.

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