Cultura

Un mito contemporáneoAutopsia de la liturgia

Quienes hayan leído a Chateaubriand, a Edmund Burke, a madame de Stäel, a Restif de la Bretonne, se habrán hecho una idea aproximada de la conmoción y el vértigo que, para sus contemporáneos, supuso la Revolución francesa; y no sólo en suelo francés, sino en el resto de las naciones coronadas, cuyas leyes y prerrogativas se habían puesto en duda. Hoy podemos decir, a dos siglos de distancia, que la toma de la Bastilla inaugura el mundo contemporáneo. Un mundo donde el derecho divino daba paso al derecho civil, y donde las viejas cortes europeas cedieron su lugar preminente a las cámaras representativas. Aún así, la significación y el alcance de la Revolución francesa es todavía objeto de debate. Y es esta pluralidad de ópticas la que da pie al breve y clarificador volumen que hoy glosamos.

Quiere decirse que, sobre el mito de la Revolución, mito fundacional y referencia acostumbrada de la política, aún caben numerosas interpretaciones. Interpretaciones que no sólo atañen a los protagonistas de aquellos hechos (el pueblo, la burguesía, la Ilustración, etcétera), sino a la propia configuración de la cronología revolucionaria. Así, si para algunos la Revolución acaba con la ejecución de Robespierre, dando paso al periodo thermidoriano, para otros, el influjo y la determinación revolucionarias llegan al borde mismo donde el Directorio y el Consulado napoleónico se solapan. Como es obvio, también existe una notable disparidad en cuanto a la valoración de la violencia durante el Terror jacobino, la represión de la Vendée y la emigración realista. Un punto éste, el de la violencia durante aquel periodo, que ha adquirido mayor relevancia en la historiografía reciente, y que pretende, en cierto modo, restituir la memoria de quienes fueron apisonados por la Historia.

El mérito indudable de este vademécum es el de incluir las numerosas perspectivas existentes, junto con la propia evolución de los estudios sobre la Revolución francesa. Una evolución que excluye, necesariamente, el cambio de opinión de los protagonistas (salvo en el caso de Thiers), y que si en Chateaubriand fue casi imperceptible, en Restif de la Bretonne es, para mal, harto elocuente.

Peter Davies. Trad. Marco Aurelio Galmarini. Alianza. Madrid, 2014. 248 páginas. 10,80 euros

El filósofo romano tiene en la cabeza el punto de llegada, algo así como una prevención encabalgada sobre una invitación para los "filósofos que vienen": pensar una ontología más allá de la operatividad y del mando, y una ética y una política por fin liberadas de los conceptos de deber y voluntad. Opus Dei es el libro que deletrea el Giorgio proceso arqueológico seguido por Agamben para llegar a esta conclusión, una perforación histórica, filológica y filosófica que desentraña el corazón de una serie de conceptos comunes donde yace desapercibida la clave para comprender la genealogía de las transformaciones ontológicas de la modernidad.

Así, la raíz de nuestra idea del ser, de la ética, de la política o de la economía Agamben va a buscarla al cristianismo primitivo, al concepto de officium -que traducía el "liturgia" griego, vocablo que hacía referencia a un "servicio público"- con el que la Iglesia católica designó la función sacerdotal como trasunto de la ejercida por el propio Jesucristo. Pero ahí donde la mayoría sólo vería la lenta e interesada constitución del ministerio sacerdotal como fuente de poder, el filósofo advierte el decisivo giro que para la ontología y la praxis tuvo la consolidación hegemónica del concepto de oficio: rastreando el "misterio del ministerio", es decir, extrayendo las consecuencias de que en el oficio "ser" y "praxis", "lo que el hombre hace" y "lo que el hombre es", entran en una zona de indistinción, Agamben muestra paso a paso la sustitución de la ontología clásica por otra fundamentada en la liturgia sacramental y que luego se fue secularizando (paradigma rastreable con facilidad en las liturgias de los partidos totalitarios del siglo XX y en sus súbditos, donde se aprecia con claridad la experiencia del ser cautivo de la operatividad: un ser puesto-en-obra en el que categorías como potencia y acto tienden a indeterminarse). Desbrozando el camino que va de la praxis sacerdotal a la del resto de ocupaciones de la vida, como la que rige el comportamiento del funcionario o el militante, Agamben nos propone pensar en nuestras acciones, en las propias de hombres reducidos a lo que "debemos hacer", oficiantes laicos de un misterio que nos necesita pero que pone en entredicho nuestra responsabilidad última.

Giorgio Agamben. Pre-Textos. Valencia, 2013. 224 páginas. 18 euros

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