James Taylor. cantante y compositor

"La música nos libera de la soledad de la condición humana"

  • Leyenda del folk-rock estadounidense y uno de los artistas que más discos ha vendido en todo el mundo, regresa a España en una gira que hará parada en Sevilla el día 17 de marzo.

James Taylor (Boston, 1948) ha marcado el camino a muchísimos intérpretes desde que en 1971 se colocara en el número uno de las listas estadounidenses al versionar You've got a friend, el tema de Carole King. Sus canciones introspectivas, de melodías sencillas y letras de gran fuerza narrativa, como Fire and rain o Something in the way she moves, forman parte de la educación sonora de quienes nacieron entre los años 60 y 70 del siglo pasado, lo que explica en buena medida que su recopilatorio Greatest Hits (1976) se convirtiera en disco de diamante, con 12 millones de copias vendidas sólo en Estados Unidos. Leyenda viva de la música folk-rock norteamericana, Taylor regresa a España con una gira que recala en el Auditorio Fibe de Sevilla el 17 de marzo. El Liceo de Barcelona (14 de marzo), el Kursaal de San Sebastián (15) y el Teatro Nuevo Apolo de Madrid (18) completan el tour.

-Tras más de 40 años ofreciendo conciertos por todo el mundo, ¿qué hace especial esta gira?

-La posibilidad de viajar y pisar Andalucía, cuyo nombre conocí en esa película provocadora y extrema, Un perro andaluz. Adoro salir de gira. Me permite ir a ciudades donde nunca he estado y tocar por primera vez para un público al que nunca he visto pero que conoce mis canciones, es como descubrir a un nuevo miembro de tu familia. Además, la última vez que actué en España llevaba conmigo a tres músicos pero ahora viajo con otros siete, mi banda más grande. Tocaremos probablemente la mayoría de las canciones que la gente reconoce, los grandes éxitos como Carolina in my mind o Sweet Baby James. Pero está a punto de salir el nuevo álbum, del que esperamos tocar tres o cuatro temas. Tengo muchas ganas de ver cómo se reciben. A diario escuchamos música ambiental, como fondo cuando compramos en el supermercado, o en los parkings, pero cuando vas a un concierto es algo completamente diferente, todo tiene que ver con la música, sólo con la música. Y el contacto que entablas con el público te toca el alma, esa energía especial hace que los temas suenen nuevos cada vez.

-Ha sido un silencio muy largo, no publicaba material original desde October Road (2002).

-Sí, ha pasado tiempo sin que lanzara un álbum con nuevas canciones propias aunque he publicado mucho. En 2010 vio la luz el que hice con Carole King, en 2008 saqué Covers, un disco de versiones de temas de los años 50, 60 y 70,y antes publiqué otro de canciones navideñas y One man band. Pero es la primera vez que un disco con canciones originales mías tarda 13 años. Será mi decimoséptimo álbum de estudio e incluirá once temas.

-¿Cuándo verá la luz el álbum y desde cuándo trabaja en él?

-Se publicará el 16 de junio, coincidiendo con la luna nueva, cuando está muy próximo el comienzo del solsticio de verano. He grabado el álbum en casa porque tenemos un estudio aquí en Massachusetts. Ahora mismo mientras hablamos acaba de caer una nevada increíble y hace mucho frío. Vivo con mi familia en medio del bosque, en una vivienda de madera enorme construida como si fuera un granero. El verano es especialmente bello. Hemos ido grabando temas desde 2004 y el sonido es muy bueno. La banda con la que he grabado es la misma que se subirá conmigo al escenario en Sevilla: Michael Landau, Jimmy Johnson, Larry Goldings… son músicos enormes, con los que llevo tocando desde hace años.

-¿Qué afronta primero al componer, la letra o la música?

-La música va primero pero la primera idea de una canción, lo que hace que surjan las primeras letras, es siempre un vínculo emocional. Luego tienes que dejarlas madurar y trabajarlas en soledad durante varios días, permitir que revelen su poética. Así escribo yo. Me suelo ir solo al apartamento de un amigo y me encierro una semana con las canciones. Y luego vuelvo allí dos semanas después. Las canciones surgen constantemente, cada vez que cojo la guitarra, pero lo difícil es darles forma y para completarlas necesito soledad.

-¿Qué importancia ha tenido la poesía en su carrera?

-Muchísima. Leo sobre todo poesía clásica, contemporánea muy poca, y a menudo en las antologías de poesía encuentro un lenguaje que toca a muchas personas, que enciende una luz, pero no puedo controlarlo ni sé cómo funciona, es un misterio para mí.

-Usted puso banda sonora a la infancia y adolescencia de muchos hogares. ¿Le sorprende la influencia de Greatest Hits?

-Es interesante porque yo también recuerdo todos los álbumes que mi madre y mi padre ponían en casa. Toda la música que tocaban, esos recuerdos infantiles son esenciales porque constituyen mi educación musical, mis fundamentos. Escuchaba a Harry Belafonte, a Tom Lehrer, Pete Seeger, Nina Simone, los musicales de Broadway como My fair lady y Oklahoma... todo eso influyó en la forja de mi estilo musical.

-Comenzó su carrera a finales de los 60. ¿Siente nostalgia de aquellos años en los que la música tuvo tanta fuerza colectiva y relevancia social?

-Era un tiempo muy dinámico, todo el mundo parecía tener 20 años y de algún modo era así porque tras la Segunda Guerra Mundial hubo un baby boom global. Y nosotros, los que teníamos 20 años, estábamos convencidos de que podíamos cambiar el mundo. La música que se hizo de mediados de los 60 a mediados de los 70 fue increíble, fue un periodo extraordinariamente creativo en todas partes. Había gente de enorme talento.

-En su caso fue definitivo que su camino se cruzara en Inglaterra con el productor Peter Asher, que tras escuchar su tema Something in the way she moves le llevó a fichar en 1968 por Apple Records, la discográfica de los Beatles, con la que lanzó su primer álbum homónimo. Pero otros músicos de su generación no tuvieron esa suerte.

-Sí, a veces son casualidades así las que determinan el éxito de una carrera. Muchos músicos de mi generación no obtuvieron el éxito o la proyección que merecían. Pienso por ejemplo en Bill LaBounty, en tanta gente de la Motown que ha pasado desapercibida y en el propio Sixto Rodriguez, reivindicado gracias al documental Searching for Sugar Man.

-Su trabajo le ha deparado los mayores reconocimientos: ostenta la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos y la de Francia, es Doctor Honoris Causa por el Williams College y el Berklee School of Music... ¿Qué es la música para James Taylor?

-Un lenguaje humano pero también algo que sigue unas leyes físicas. Con la música se produce una conexión inmediata, no tienes que pensar si te gusta o no. Va directamente a tu conciencia aunque por supuesto podemos hablar mucho de ella e intentar ver qué significan las sinfonías de Beethoven, qué partes resultan más esperanzadoras, tristes o deprimentes. Para mí, sin embargo, la música es importante porque nos libera de la soledad en que está inmersa la condición humana. Es una forma de arte pero también algo único y particular, con capacidad de trascender. Cuando toco con mi banda en teatros ante cientos de personas siento una unión y una pertenencia a una comunidad que es lo que más me gusta de la música; por eso supongo que me pasaría la vida haciendo giras como ésta.

-En 2010 inició en su web oficial una serie de clases sobre su técnica guitarrística, ¿cómo surgió la idea y cómo ha resultado esta experiencia?

-Me di cuenta de que la gente usaba mis canciones para enseñar a tocar la guitarra, lo que me hacía muy feliz, y fue una manera de acercar a la gente mi técnica y transmitirla, de modo que cualquiera desde cualquier parte del mundo pueda desarrollarla y aprovecharla. Es un conocimiento que yo he desarrollado por mí mismo a lo largo de los años y me gustaba grabarlo y ponerlo a disposición de todos para que pudiera ser útil. Es interesante incluso para gente experta en la materia desvelarles cómo se hizo una canción, cuál es el proceso creativo, compartir esa clase de información.

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