Todos coinciden en que el desarrollo que ha experimentado en Málaga durante los últimos años es su mejor aval para la Capitalidad Cultural Europea en 2016. Pero los ocho entrevistados para este reportaje apuntan una serie de carencias y obstáculos a solucionar cuanto antes en una ciudad dinámica y rejuvenecida, aunque también anclada en demasiados lastres. Desde la crítica a experiencias como la Noche en blanco hasta la excesiva politización de la cultura en la ciudad, pasando por la escasa información del proyecto ofrecida a los malagueños, el olvido a la hora de implicar a las instituciones educativas, la poca promoción de la notable historia de Málaga y de sus hijos más ilustres más allá de Picasso, la falta de infraestructuras, la excesiva burocracia, la masiva lentitud en la resolución de trámites, la ausencia de consenso entre las administraciones públicas y el retraso con respecto a otras competidoras, los puntos débiles que quedan por mejorar son muchos en una carrera que pronto exigirá lo mejor.