Cultura

El planazo de volver al Ocón

  • Tres malagueños explotarán a partir de marzo el quiosco próximo al recinto, en el que programarán actividades para "dar vida al espacio y a su entorno"

El Auditorio Eduardo Ocón

El Auditorio Eduardo Ocón / Albiñana

Unos iban con la lata de cerveza en una mano y el pitillo en la otra; a otros les bastaba una bolsa de pipas; y algunos, algo rezagados tras el primer baño del año, se acercaban con la sombrilla de playa bajo el brazo. Durante años, ir a la Muestra de Música Joven de Málaga -actual MálagaCrea Rock- en el recinto Eduardo Ocón se convirtió en el planazo para muchos malagueños. Padres, madres, hijos, abuelos y adolescentes se acercaban hasta allí para matar el aburrimiento. No se sabían las letras de las canciones, ni tampoco el nombre de los grupos, pero ¿quién iba a resistirse a semejante disfrute a coste cero? Ahora, 30 años después, tres malagueños se proponen darle vida al recinto y al espacio que le rodea "organizando actividades culturales de calidad y facilitando a cualquier colectivo llevarlas a cabo", explica Alberto Jiménez, promotor cultural. A partir de marzo, Jiménez junto a Rodrigo Robles y Felipe Polonio explotarán el quiosco cercano al auditorio, cedido por el Ayuntamiento a través de una subasta pública. "El objetivo es ofrecer al público un producto gastronómico clásico e innovador. El concepto se acerca a lo que entendemos por foodtruck. A esa actividad hostelera queremos sumar una programación cultural de calidad en colaboración con el Consistorio, en la que quepa de todo: conciertos, circo, teatro, cuentacuentos o excursiones donde se explique a los chavales la flora del Parque", explica Jiménez entusiasmado.

El Eduardo Ocón fue durante muchos años, en palabras del programador de la sala Velvet, "el gran escaparate de la cultura malagueña". Sin embargo, a causa de "la gran transformación urbanística que ha sufrido el Paseo del Parque y sus alrededores en los últimos años, la apertura de nuevos espacios culturales y los cambios en los hábitos de ocio", argumenta Jiménez, el auditorio se ha convertido en un "espacio infrautilizado". Buena muestra de ello son los grafitis que coronan sus paneles blancos. Gemma del Corral, concejala de Cultura del Ayuntamiento, aseguró a este periódico que se están estudiando cómo mejorar el espacio. "Estamos meditando con Urbanismo algunas mejoras que permitan un uso continuado, casi permanente. Esas mejoras nos permitirían también avances en mantenimiento, que ahora es difícil, ya que es una zona expuesta a actos vandálicos por su facilidad de acceso las 24 horas al día. Esperamos también que cuando el quiosco esté adjudicado el recinto tenga más vida".

En el último año, informa María Isabel Vivar, técnico en la misma área que del Corral, en el recinto se han organizado 40 actos, de los cuales 31 han sido municipales y nueve exteriores, entre ellos la Semana del Mayor, conciertos de la Banda Municipal, actividades de la Noche en Blanco y del Festival de Cine, fiestas de fin de curso e incluso el día conmemorativo del poeta y pintor ucraniano Tarás Shevchenko. La postura oficial de la Casona del Parque es clara: "El Eduardo Ocón da respuesta a la demanda de peticiones que tiene".

El origen del emblemático edificio con una cubierta de hormigón triangular de bordes redondeados se remonta a 1959. "El alcalde Francisco García Grana anunció el 22 de noviembre de ese año, coincidiendo con el centenario de la Banda Municipal, que tenía la intención de construir un recinto para que tocaran. En ese momento, la formación actuaba donde ahora está el bar Los Paragüitas, al otro lado del parque", relata de memoria Antonio García de Castro, funcionario del área de cultura delegado para la gestión técnico-administrativa de la Banda Municipal. El concierto de inauguración se celebró un año después, el 25 de diciembre de 1960, con Perfecto Artola (Benasal, 1904 - Málaga, 1992) al frente. "El compositor valenciano fue director de la banda de 1944 a 1979, y durante ese tiempo consiguió que ésta se erigiera como una de las más prestigiosos del país", presume. Allí estuvieron dando sus conciertos de temporada hasta 2007, fecha en la que se mudaron a la Plaza de las Flores. "Cuando se construyó el recinto apenas había tráfico en el parque, pero ahora es diferente porque está expuesto al ruido continuamente. Es uno de los motivos por los que la banda se mudó a la Plaza de las Flores. Ahora sólo se hacen directos allí cuatro o cinco veces al año", explica García.

Fue a finales de los 80 cuando los ciudadanos, atraídos por la música, el teatro y el cine que allí se programaba gratis, lo visitaron más. "Me gustaba asistir a los conciertos de rock del MálagaCrea, y no mucho después a las funciones de teatro que se celebraban en las noches de verano. Aquí vi por primera vez a compañías como el Teatroz de Juanma Lara con Religión, y a El Espejo Negro de Ángel Calvente con El circo de las moscas (recuerdo a los padres huyendo despavoridos con sus hijos en brazos: habían acudido a ver una obra de marionetas, y se habían encontrado esto mismo, sí, pero también otra cosa). Luego vinieron los ciclos municipales de cine, y el Teatro Cervantes aprovechó el enclave en alguna de las últimas ediciones del festival Terral para ciertos conciertos y talleres de música africana, sin demasiado éxito. Para mí, de todas formas, la consagración definitiva del Eduardo Ocón había llegado mucho antes, cuando en la contraportada del disco de Tabletom Inoxidable, lanzado allá por 1992, aparecía Rockberto plácidamente acomodado, posado más bien, en uno de los asientos de plástico azul de aquel graderío rudimentario", rememoraba Pablo Bujalance en una columna de este periódico, titulada Los cadáveres inadvertidos, donde el periodista denunciaba el estado de abandono en el que se veía sumido el recinto. "Es curioso, porque siempre recuerdo el lugar, tan gracioso y anacrónico, como caído allí desde otro tiempo, hecho un desastre; pero la tragedia de ahora es distinta. Uno piensa que se hizo aquí una reforma hace nada y se le cae el alma a los pies. El Ocón refleja un pobre paisaje de abandono, destrozado, cubierto de pintadas y muy sucio", escribía hace dos años.

¿Quién no recuerda con cierta nostalgia aquellas tardes en la Muestra del Ocón? El área de Juventud la celebró en el auditorio al aire libre de 1987 a 2009, y por sus tablas pasaron un número interminable de conjuntos e intérpretes malagueños: el Koala con los Braulios, Conde con Cámara, Zipi y los Zape, el Kanka con T de Trapo… Incluso Pablo Alborán llegó a concursar en el certamen, en el que pasó sorprendentemente desapercibido. "El concurso empezaba por la tarde y terminaba cayendo la noche. El plan era perfecto. Veías a gente de todas las edades, con sus pipas, su cerveza, sus perros y sus sombrillas de playa", cuenta ilusionado Jesús Sánchez, locutor de radio y miembro del jurado durante aquellos años. "Me acuerdo de un grupo de Torre del Mar que tenía que actuar y no llegaba. De pronto, paró en doble fila una furgoneta en el parque. Se bajaron cuatro tíos, tocaron 20 minutos y se fueron. Acabaron ganando", recuerda entre risas. Aquellos conciertos, que reunían a rockeros, poperos, metaleros y gente ajena a la movida malagueña, atraían a mil personas cada tarde. El motivo no era otro que el de gozar de música gratis al aire libre en un entorno sano. "O no tan sano", declara con sorna Sánchez. "A veces se liaba, pero en el escenario. Recuerdo otro conjunto, éste de punk, que cantó: "Bombas al Ayuntamiento, bombas al alcalde". Los descalificaron porque en las bases rezaba que no se permitía cantar canciones que incitaran a la violencia. Otro grupo emuló en directo que se metía cocaína cogiendo dos sacos bien grandes de harina y un tubo de cartón enorme. A todos nos pusieron perdidos. Tampoco ganó porque animaba al consumo de drogas", relata el periodista. El certamen dejó de celebrarse el año que se traspasa a la Caja Blanca, en 2010. "Es cierto que ya no se vive de la misma manera, porque ya no se hace al aire libre y en un lugar tan céntrico, pero se gana en calidad de sonido y los artistas ya tienen sus propios camerinos", argumenta el locutor de radio.

"El propio parque ofrece muchas posibilidades. Ahora es un sitio de paso, uno de los enlaces entre el puerto y el centro", recuerda Jiménez, que tiene la intención de dar vida al entorno facilitando a los colectivos su uso. El recinto está a disposición de cualquier persona, asociación o colectivo que lo pida. Sin embargo, a pequeñas organizaciones o personas individuales sin presupuesto les resulta muy difícil organizar algo ahí. "El Ayuntamiento exige pagar un seguro de responsabilidad civil en materia de espectáculos públicos, con el coste que eso supone, y se tiene que invertir en equipo técnico y en la contratación de los artistas. Además, no se puede poner una barra, ni cobrar una entrada", explica Jiménez. Aún así, desde el Área de Cultura recomienda a los usuarios para ahorrarse el coste del seguro "que la gente joven vaya al Área de Juventud y solicite su uso como una actividad del área de juventud. O en el caso de asociaciones culturales que vayan al Área de participación ciudadana". "Mi función quiero que sea facilitadora a la hora de montar actividades. Un ejemplo es el siguiente: si un colectivo quiere montar un festival de música folclórica nosotros vamos a facilitarle ese seguro hablando con el ayuntamiento y pretendemos que esté cubierta la parte técnica. Y si podemos aportar algo de la barra para sufragar el coste de contratar a artistas lo negociamos. Queremos que sea fácil organizar eventos ahí", explica. El planazo de volver al Eduardo Ocón está en marcha. "Ahora toca trabajar", concluye Jiménez.

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