Cultura

"El que se pone a escribir un poema es siempre un principiante"

  • El autor roteño, Premio Nacional y Premio de la Crítica, publica esta semana un nuevo y esperado poemario, 'Las identidades', editado por el prestigioso sello Visor

El poeta Felipe Benítez Reyes (Rota, Cádiz, 1961), premio Nacional y Premio de la Crítica, autor de novelas, relatos, teatro y articulista publica esta semana un nuevo libro de poemas, Las identidades (Visor), que sigue a su último poemario de 2006, La misma luna.

"El que se pone a escribir un poema es siempre un principiante", ha dicho el poeta gaditano, identificado con la corriente de la denominada Poesía de la Experiencia, y para quien "la poesía no es sólo oficio" y "la literatura está condenada a la incertidumbre".

-¿Qué riesgo asume quien publica un nuevo poemario cuando ya cuenta con una obra reconocida?

-A determinadas alturas de vida, te entra la aprensión de caer en la reiteración, tanto en lo que se refiere a los recursos estilísticos como en lo que afecta a los temas, el temor a convertirte en un plagiador de ti mismo, en fin, y la escritura de un poema se vuelve por tanto más inusual. Desechas las ocurrencias recurrentes. Desistes de hacer variaciones sobre lo ya escrito. Hay que aprender a ser prudente. Al fin y al cabo, no conviene confiar demasiado en el oficio, porque la poesía no es sólo oficio.

-¿Y qué aporta Las identidades a su obra?

-En estos poemas he ensayado tonos nuevos, registros diferentes a los que se supone que son los míos habituales. Uno no puede escapar de su voz, pero sí modular esa voz. Por otra parte, he ampliado el registro temático. Hay poemas de desarrollo abstracto, por decirlo de algún modo, pero otros parten de realidades muy concretas. Es un libro de contrastes.

-Decía que la poesía no es un oficio pero, ¿a esos contrastes no se llega precisamente con oficio?

-Por mucho que uno haya escrito no se libra de la inseguridad. La escritura está condenada a la incertidumbre. El que se pone a escribir un poema, por muchos que haya escrito, es siempre un principiante. En esto, nada garantiza nada.

-Si, como dice, la escritura está condenada a la incertidumbre, ¿no es la incertidumbre tan penosa como dicen?

-La incertidumbre puede ser una guía adecuada para adquirir certidumbres. No se escribe desde la complacencia, sino desde la inseguridad. Y la inseguridad también se aprende. Es una disciplina muy conveniente para detener la mano.

-¿En qué estriba el éxito de un poema?

-Creo que el logro de un poema reside en la capacidad de expansión, de emitir ondas concéntricas en torno a un centro muy definido. Que diga lo que dice y también lo que calla. Promover, en definitiva, una sugestión, una especie de eco reverberante. Conviene buscar un equilibrio entre la elocuencia y el secreto.

-¿Hay alguna norma para lograr un buen poema?

-Un poema es un mecanismo muy complejo, pero su funcionamiento es muy simple. Lo importante es que no se oiga el ruido del mecanismo. Que la evidencia del artefacto no se imponga a la invisibilidad de su textura interna.

-Supongo que sigue cultivando otros géneros...

-Ahora quiero meterme de lleno en una novela que tengo abandonada desde hace unos cuatro años. Será cuestión de encontrar las ganas, porque la escritura de una novela suele ser una tarea bastante fatigosa. Te ocupa las veinticuatro horas del día, y para eso hay que estar muy bien dispuesto. Antes, en mayo del año próximo, sacaré un libro de relatos, cuya escritura ha sido paralela a la de estos poemas.

-Antes se le veía más escribiendo en la prensa , ¿qué ha pasado?

-Sigo, pero con un artículo quincenal. Y, por lo que me cuentan, creo que puedo considerarme afortunado.

-¿Qué le sugiere el título de la colección en la que saldrá su nuevo libro, Palabra de honor?

-Una promesa que, como todas, será incierta.

-¿Qué se nota más, un novelista que escribe poemas, o un poeta escribiendo novelas?

-Creo que lo más prudente es que no se note demasiado ni lo uno ni lo otro.

-¿Qué genero sería el más apropiado para describir una crisis como ésta?

-En primer lugar, el ensayo, claro está. Pero la novela y la poesía también absorben a su manera la realidad. En este libro, por ejemplo, hay un poema sobre el dinero, otro sobre la familia real, otro sobre el naufragio de la patera en Rota en 2003, otro sobre la venta de armamento... El resto es más abstracto.

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