Cultura

Las primeras catas en Alcazabilla destapan una gran fontana romana

  • En la zona central los arqueólogos han encontrado un amplio contenedor hidráulico con una especie de surtidor o jardinera ornamental · Los trabajos se prolongarán durante unos seis meses más

Tres milenios de esfuerzos por aumentar su altura y la ciudad de Málaga continúa revisando sus raíces. Las huellas de fenicios, romanos y árabes laten en su subsuelo y el entorno del Teatro Romano ofrece un relato fiel de sus moradores primigenios. Los trabajos arqueológicos inaugurados el pasado diciembre en calle Alcazabilla empiezan a dar sus frutos con el descubrimiento ( a unos 5 ó 6 metros de profundidad) de un contenedor hidráulico de la época romana a modo de fontana ornamental con un vaso interno "que pudo actuar tanto como surtidor como jardinera destinada a albergar estatuaria y decoración vegetal", indican desde el equipo de arqueólogos, liderados por Carmen Peral y Manuel Corrales, encargados de las catas.

Este inmenso recipiente está perforado por varias subestructuras de época hispanomusulmana, fundamentalmente nazarí. Los arqueólogos describen así una enorme pila de planta ligeramente cuadrangular de 10,40 metros y con un receptáculo perfectamente ubicado en su centro geométrico .

Su estructura se relacionó en su día con la producción de garum, la más afamada de las salazones malacitanas. Los trabajos ahora realizados han documentado la extensión ya excavada en el siglo XX (concretamente en los años 70) y completado su morfología.

La zona central es la que ha arrojado una mayor cantidad de información en coincidencia con la presencia del mayor de los depósitos romanos identificados en 1971. Uno de estos pozos, posiblemente un silo subterráneo, cortó la fábrica romana y facilitó la observación de la técnica constructiva de la estructura "similar a la de las cimentaciones de los pavimentos de la orchestra del Teatro Romano", apuntan los expertos.

Toda la obra está conformada por una fábrica de mampostería irregular con bloques de piedra y restos constructivos cerámicos, revestida en su interior por una capa de opus signinum (el mortero hidráulico romano de mayor resistencia) con un espesor cercano a los 10 centímetros en algunos puntos.

Alejado de la incidencia de este gran vaso ornamental, los primeros estudios de los expertos permiten concluir que en el sector sur de Alcazabilla "no existen apenas niveles modernos y medievales", reducidos estos a varios pozos sépticos de mampostería rellenados por materiales almohades que inciden directamente sobre varias habitaciones que coincide con la expansión bizantina en el Mediterráneo. Presentan evidencias de un abandono violento, con capas de incendio y derrumbes que cubren importantes depósitos de ánforas originarias del levante peninsular, norte de África y Cercano Oriente.

Tras haber levantado el asfalto y sus bases de hormigón, los técnicos pretenden abrir un corte de 55 metros para recuperar en niveles sucesivos vestigios de la época cristiana, islámica, bizantina, romana y púnica hasta alcanzar los niveles fundacionales de la ciudad. Quedan por delante unos seis meses de trabajos subterráneo que podrán certificar, entre otros aspectos, si los restos de esta gran fontana se corresponden con los sistemas de pórticos y espacios públicos ornamentales del foro portuario, "tentadoras hipótesis", confiesan los arqueólogos .

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