Cultura

El profesor de música

  • Harmonia Mundi publica una serie de documentales de los años 80 y 90 sobre la labor docente de grandes intérpretes

Anner Bylsma (La Haya, 1934) fue entre 1962 y 1968 solista de violonchelo de la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, pero, al igual que otro célebre violonchelista de orquesta (Nikolaus Harnoncourt, que lo fue de la Sinfónica de Viena), Bylsma acabó por concentrar la mayor parte de sus esfuerzos en la recuperación de las prácticas de interpretación barrocas. Nacido y residente en uno de los centros vitales del historicismo, desde principios de los 70 sus relaciones con Gustav Leonhardt, Frans Brüggen o los hermanos Kuijken supusieron un impuso formidable para el estilo de interpretación históricamente informado, y también para la industria fonográfica, que encontró en los nuevos postulados estilísticos un filón para la siempre necesaria renovación de catálogo. En 1979, Bylsma grabó las Suites de Bach con un instrumento barroco; era la primera vez que eso se hacía, y su interpretación fue mucho tiempo considerada canónica y de referencia, hasta que el propio intérprete la consideró superada con un segundo registro realizado en 1992.

En este documental, producido en 1989, Bylsma toca por supuesto música de Bach (el Preludio de la Suite nº1 está tomado de un concierto), pero el film está dedicado principalmente a su tarea como profesor. Lo vemos por momentos en compañía de su hijo o de su esposa, la violinista Vera Beths, compañera de tantas aventuras artísticas, lo vemos recorriendo Amsterdam en bicicleta o paseando por un ambiente rural, pero lo vemos sobre todo junto a sus alumnos, a los que no solo instruye en las prácticas historicistas, sino también en la música romántica o contemporánea. Bach, Domenico Gabrielli, el músico francés del siglo XIX Auguste-Joseph Franchomme y el contemporáneo Henri Pousseur son el objeto de sus lecciones, que eluden siempre el exceso de información. "Una buena clase puede durar diez o doce segundos", llega a afirmar. Basta con encontrar el momento justo y dar la instrucción precisa. El resto es un acompañar al alumno por su búsqueda personal del sonido y de su propia comprensión de la música. "Música es música", dice a un joven Job ter Haar enfrentado a una obra de Pousseur, "una buena canción pop puede tener el mismo poder de conmovernos que una obra de Machaut".

El documental pertenece a una serie de doce, original de Olivier Bernager y François Manceaux, emitida entre 1987 y 1991 por el Canal Siete (hoy, Arte), que se acerca a la tarea docente de otros tantos prestigiosos intérpretes. Veinte años después, Harmonia Mundi ha decidido publicarlos en dos tandas de seis: acaban de aparecer los dedicados a Bylsma, René Jacobs, Scott Ross, Yvonne Loriod, Hermann Baumann y Pierre-Yves Artaud, y esperan turno Kenneth Gilbert, José Van Dam, Marek Janowski, Gérard Poulet, Yuri Bashmet y Nikita Magaloff. El punto negro es que la multinacional francesa sigue marginando al castellano, por lo que los subtítulos se ofrecen solo en inglés, francés y alemán.

Una película de François Manceaux Harmonia Mundi (DVD)

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