Cultura

La química se perdió hace mucho tiempo

El otro día, escuchando The Revolution will not be televised, del pocas veces reivindicado Gil Scott-Heron, me acordé de Stereolab. Porque Tim Gane robó, como otras tantas veces, el riff de bajo de la canción para colocárselo a Metronomical underground, el tema que abría su disco Emperor tomato ketchup. A su nuevo álbum, Chemical chords, le habría venido bien algún lúcido préstamo como éste. A pesar de ser el álbum más pop y accesible de Stereolab en lo que llevamos de década (su compañía dice que el mejor), el disco es un bluff. Algunos nos resistimos a creer que una banda que asombró al mundo con soberbios trabajos como el brillante Dots and loops, esté facturando unas canciones llenas de tópicos de su propio sonido, melodías descafeinadas y patrones rítmicos ramplones.

A pesar de los arreglos del cumplidor Sean O´Hagan (especialmente las cuerdas y los vientos de

The ecstatic static o Selfportrait of electric br), el disco se derrumba por culpa de unos malos cimientos. Los juegos de batería y bajo de todo el álbum son especialmente mediocres y aquellas célebres guitarras repetitivas de su primera época en trabajos como Peng, Switched on y Mars audiac quintet han desparecido por completo.

Cuenta Tim Gane, muy orgulloso, que el disco está compuesto a partir de pequeños loops de batería. Es lo que tiene el encorsetarse uno mismo desde el principio. El pop metronómico y repetitivo no era esto; Tim Gane y Laetitia Sadier deberían saberlo mejor que nadie.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios