Cultura

La singularidad cogida por los pelos

  • En el centro de Málaga han surgido peluquerías que miman el diseño y hasta amenizan el ambiente con música en directo

El arte se puede entender desde cualquier atalaya, obviarlo, encararlo y hasta pillarlo por los pelos. De un tiempo a esta parte, por el centro de Málaga están surgiendo locales que fusionan varias disciplinas en un intento por reflejar un presente sin etiquetas. Por extraño que parezca, las peluquerías no escapan a este influjo y ofertan además del clásico corte y peinado, exposiciones, diseño vanguardista, una mimada decoración y hasta música electrónica en directo.

La veteranía se llama Evolution y le ha cogido el pulso a Dos Aceras. Hace 13 años Luis, su propietario, decidió instalar en esta calle su propia visión del estilismo capilar. Y para resumirlo basta con recurrir a uno de sus muchos eslóganes: No confiarás en tu pareja, no confiarás en tus amigos, no confiarás en tu vecino... sólo confiarás en tu peluquero. Quien lo firma confía en sus más de 20 años de profesión, en su inquietud por conocer lo que se cuece en otras ciudades y en una intuición que conquista cabelleras.

"Todo te queda bien, tú elige que yo lo adapto", sentencia. Para este estilista, la peluquería puede ser una suerte de boutique que atienda los acabados y no compita con las grandes superficies.

Evolution ya va por el cuarto cambios de decoración. Ahora sus paredes, sillas, sillones y lámparas lucen una estética minimalista "y relajante". Pero previamente se había inundado de colores chillones; mosaicos grises y blancos y hasta de una reproducción del cosmos. Hace dos años, su promotor invitaba a los clientes a reinventar su propia música con una mesa de mezclas y sus correspondientes auriculares. Su máxima es escuchar a la clientela, sondear sus gustos y compartir, sin prisas, su hábitat.

En sintonía con su predecesor, Mayte Vázquez ha hecho de Art-Shampoo un lugar para la creación sintética. El próximo marzo celebrará dos años de vida singular en la calle Ollerías. Todos los sábados el local se ambienta con una sesión "tranquila" de dj que combina con la venta de arte y camisetas diseñadas a mano.

Mayte reconoce que la imagen de la peluquería "puede asustar" a los más tradicionales, pero que el manejo de la tijera convence como una más. Su oferta capilar se amplía con extensiones, afros y alisados japoneses, y su apuesta personal pasa por relanzar a los nuevos valores de la urbe. Cada primer fin de semana del mes celebra un fiesta de inauguración de las exposiciones que suelen llevar la firma de amigos y artistas incipientes. "Nos ayudamos unos a otros", confiesa la propietaria.

Handicap ha sido una de las últimas en subirse al tren de la singularidad. En la calle Gaona, Alba Ballesteros ha decidido importar un trozo de la Barcelona urbanita (estuvo dos años trabajando en distintas peluquerías) y garantizar al visitante un corte de pelo ajustado a su forma de vestir "y su actitud", matiza. Reconoce que el sector de la peluquería "está muy encasillado en un tipo de cliente" y ella quiere ofertar "algo diferente". No trabaja con rulos, prefiere las planchas, también reserva un espacio privilegiado al arte en sus paredes y adapta la música a los gustos del visitante. Para diferenciarse un poco más, los sábados por la tarde abre de 19:00 a 24:00, incluye un pequeño picnic y se acopla así a los ritmos de la clase trabajadora.

El contrapunto lo marca Corte 17. En mitad de la calle Álamos, Manuel Lucena desoye la llamada del diseño in, se decanta por innovar en el pelado masculino y mantener una decoración acorde a sus gustos de coleccionista. Uniformes militares, cascos y sombreros de distintas épocas, cajas registradoras, carteles y otras reliquias contrastan con una dedicación integral al peine, una charla amena y una clientela fiel a sus más de diez años de profesionalidad. "Para los hombres el peluquero es como el cura", advierte desde la silla un cliente agradecido.

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