Cultura

Cuando sobran las palabras

Sobran las palabras cuando la música dice todo lo demás. Y ante veladas musicales exitosas como la de la noche del martes en la Iglesia de San Agustín, sólo hacen pensar en gratitud para los propios músicos y la organización de este IV Festival de Música Antigua que contó con ellos. Felicitaciones para ambos.

William Byrd decía que "no hay música para instrumentos que pueda compararse con la que producen las voces de los hombres, si son buenas, y están escogidas y ordenadas"; pensamiento que a mi juicio nos supo transmitir desde la primera nota entonada esta agrupación sevillana conducida por toda la sabiduría que posee el profesor D. Ricardo Rodríguez Palacio.

Hay muchos aspectos que destacar de esta aportación de calidad pero yo me quedaría personalmente con la visión didáctica que demostró su director. Su explicación entre los grandes bloques del repertorio, plagada de instructivas y claras ideas en torno al canto gregoriano en general y la ritualidad de la misa en particular, cuajó con resolución y fue un complemento ante su propuesta novedosa dentro de los recitales de esta especialidad vocal: la reconstrucción de una misa completa en donde se aprecian todas las partes ordinarias y propias más relevantes de este repertorio. Como el propio Ricardo Rodríguez explicaba, se trata de huir de una selección parcelada de las obras para acercarnos a la visión de conjunto del oficio religioso.

Ya en el apartado propiamente musical se percibieron muestras de exquisita dicción y vocalización, con especial relevancia en el Sanctus así como un notable gusto de excepción en la entonación tanta de la primera como la segunda Lectio. Sin embargo, no podemos dejar atrás la excelente ejecución del Alleluia con las mesuras adecuadas sobre el ataque de los agudos sin dejar atrás el gesto puro, claro, conciso y elegante de su director en perfecto dominio y entendimiento de la dirección quironímica.

Finalizó la jornada con ovaciones de reconocimiento ante la realización de una pieza polifónica del Códice de las Huelgas y el reluciente Ave María en calidad de bis.

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