Cultura

El teatro flamenco

  • El crítico e investigador José Luis Navarro publica el tercer volumen de su monumental 'Historia del baile flamenco'

Este tercer volumen de la Historia del baile flamenco de José Luis Navarro afronta la creación de un primer teatro flamenco de calidad, con las figuras señeras de Gades, Mario Maya y José Granero, los grandes creadores- renovadores del género, junto al grupo La Cuadra de Salvador Távora. Este nuevo flamenco teatral viene marcado por el contexto en que nació, los últimos coletazos del régimen franquista y la explosión de libertad que la muerte del dictador trajo consigo. Se trata por tanto de obras de fuerte reivindicación social, regional o racial.

Junto a estos intérpretes, el libro incorpora otros nombres que marcaron el baile falmenco de la época como Cristina Hoyos, Merche Esmeralda o El Farruco. Al margen queda una figura tan destacada como la sevillana Manuela Vargas. La bailaora, que colaboró con Granero, Távora, Nieva, Narros, etc., llegó al teatro a través del flamenco. En los sesenta y setenta fue una de las bailaoras más conocidas internacionalmente, y ya entonces su baile estaba entrañado de una profunda poesía dramática, pese a expresarse en los soportes clásicos del flamenco. Es, a mi entender, su mejor etapa, pese a los premios que luego cosechó con Medea, Fedra, etc.

Del maestro Antonio Gades poco nuevo podemos decir: que ha sido sin duda la más influyente personalidad de la danza flamenca contemporánea y que sus coreografías dramáticas aún siguen vigentes. Que Bodas de sangre es una obra escénica redonda y perfecta cuya versión cinematográfica, dirigida por Carlos Saura, es una de las cumbres del cine musical de todos los tiempos. Sin olvidarnos de sus visiones de Carmen, El amor brujo y Fuenteovejuna.

El maestro Mario Maya se trajo aprendida la lección de su experiencia neoyorquina de los sesenta, dando una dimensión escénica a su idea del flamenco cuya mejor plasmación son sus dos primeras obras dramáticas, Camelamos naquelar y Ay, jondo en las que reivindica a su raza y su gente, y con él mismo como principal intérprete. Luego se volcó en la obra lorquiana perdiendo algo de fuerza. Granero trajo al flamenco todo su bagaje escénico americano, con una obra cumbre llamada Medea.

El libro de José Luis Navarro, como sus precedentes, es fundamentalmente biográfico y en segundo lugar técnico y crítico. Navarro hace un repaso a la vida de los creadores e intérpretes deteniéndose en cada uno de los espectáculos de los mismos y haciendo un resumen de las respuestas que la prensa de la época dió ante las nuevas creaciones. El libro es una fuente de información directa, sencilla, tanto para el especialista, como utilísimo instrumento de trabajo, como para el aficionado general.

Una obra de consulta que se ampliará, aún, con dos nuevos volúmenes.

José Luis Nabarro Sevilla, Signatura, 300 pp.

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