Cultura

Que veinte años no es nada

  • Hermanas Sister, pieza fundamental de la historia del rock contada desde Málaga, celebra hoy su vigésimo aniversario con un concierto en el Teatro Echegaray en el que no faltarán sorpresas

La historia reciente de la música popular contada y cantada desde Málaga habría sido muy distinta si la cantante británica Anita Rowe y el guitarrista malagueño Carlos Germade no hubiesen subido por primera vez a un escenario hace justo ahora 20 años. Durante todo este tiempo, el dúo Hermanas Sister ha constituido una escuela de buen hacer, aprendizaje continuo, sello propio, independencia, y resistencia. Dos décadas después de que la formación ganara la primera edición del Imaginarock organizado en 1994 por la Sgae, Rowe y Germade comparten una trayectoria aclamada en Madrid, en Birmingham, Frankfurt y Los Ángeles, con cuatro álbumes de estudio y un quinto a punto de caramelo. Hay, por tanto, mucho que celebrar en el concierto que el grupo ofrecerá hoy a las 20:00 en el Teatro Echegaray, en formato banda junto al batería Coki Giménez y el bajista Lere Mases además de otros amigos que se unirán, a modo de sorpresa, para ayudar a soplar las velas de tan feliz tarta.

A modo de balance personal, Anita Rowe asegura que lo mejor de estos 20 años ha sido la posibilidad "de hacer lo que hemos querido, y como hemos querido". Pero, para buscar un momento agridulce, se remonta a los inicios: "Entonces tuvimos contactos con algunas discográficas importantes que se interesaron por nosotros. Pero todas nos recomendaban que cantáramos en español, algo que no aceptamos porque, sencillamente, yo hablaba muy poco español entonces, y Carlos muy poco inglés. Lo peor es que vivimos algunos momentos de confusión en los que quizá invertimos demasiada energía en cosas que no eran importantes. Pero no tardamos en verlo claro". Lo cierto es que desde entonces Hermanas Sister ha grabado para compañías como Nuevos Medios y en sus últimos trabajos ha apostado por la autoedición. Su permanencia se ha labrado despacio y con sentido, mientras, paradójicamente, las multinacionales accedían a abrazar a grupos españoles que cantaban en inglés. Ya se sabe que la condición de pionero no es a veces la más apetecible de todas.

Quien ha visto en directo a Hermanas Sister, tanto en formato dúo como con banda, ha podido distinguir las dos señas de identidad fundamentales del grupo: la abrumadora perfección de su técnica vocal e instrumental y la energía que destila su música, del jazz al rock, del funk al pop y hasta pasando por la electrónica, incluso en la desnudez, precisamente, de la ecuación voz y guitarra acústica. Rowe apunta al respecto que "la conexión que compartimos desde el principio es muy fuerte. Todo el mundo sabe que también somos pareja, y eso nos ha permitido invertir mucho tiempo en investigar, en buscar nuevas fórmulas, en probar con diversos ritmos a ver qué pasaba. Imagino que eso se nota cuando componemos y cuando tocamos". En cuanto al concierto de hoy, la cantante informa de que la mayor parte del mismo transcurrirá "con Carlos a la guitarra eléctrica, con mucho color. De hecho, sólo haremos un tema a dúo. Y el repertorio incluirá algunas sorpresas, como la canción con la que ganamos el Imaginarock, que no hacíamos desde 1996. Va a ser un concierto para soltarse la melena".

Hermanas Sister ha vivido estos veinte años a caballo entre Málaga y Madrid. El dúo ha residido y trabajado en estas dos ciudades, y en ambas ha ganado el favor de públicos similares en cuanto a su fidelidad aunque en condiciones distintas: "Recuerdo un concierto en una sala de Malasaña, en Madrid, que se llenó de gente que cantaba todas nuestras canciones. No me esperaba para nada aquello y me aportó una sensación muy especial. En Málaga nos hemos movido siempre más por garitos, en plan buen rollo, y por lo general ha sido un gustazo". Preguntada por la evolución de Málaga como ciudad cultural y musical, Rowe responde así: "Creo que se está mejorando mucho, hay mucha gente trabajando en esto y también más salas. Imagino que aún hay que acostumbrarse más a pagar por ver conciertos, pero de cualquier forma siempre se puede crear más, tanto los músicos como las ciudades". Manos, pues, a la obra.

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