Hoy me gustaría iniciar mi columna haciéndoles la siguiente pregunta. ¿Qué es más fácil, llenar un barco grande de turistas o uno pequeño? Y aunque esta cuestión parece obvia, determinadas circunstancias podrían negar la evidencia; un hecho que intentaré explicar poniendo como ejemplo a un barco que desde hace algo más de un mes está visitando de forma regular el puerto de Málaga.

Realizando desde principios de junio y hasta finales de octubre un itinerario de ocho días denominado Glorias de España y Portugal, el motovelero de bandera griega Pan Orama II vivió la semana antes de Feria una circunstancia algo extraña. Con 50 metros de eslora y capacidad para 49 pasajeros repartidos en 25 camarotes de tres categorías diferentes, este buque de dos mástiles integrado en la flota de la compañía Variety Cruises, durante siete días paró su actividad.

Después de haber salido de aguas malacitanas en 29 de julio para realizar un itinerario que debía llevarlo a Motril, Puerto Banús, Gibraltar, Cádiz, Portimao y Lisboa, el Pan Orama II, que tendría que haber realizado otro viaje a la inversa, adelantaba una semana su llegada quedando fondeado en la bahía el domingo seis de agosto. Parado en la mar durante cuatro jornadas, más otras tres en las que atracado pasó por dos muelles diferentes, en la noche del sábado doce de agosto el Pan Orama II salía con 47 pasajeros para cumplimentar otro de los cruceros que lo tiene posicionado en Málaga desde junio. Ante esto que les cuento y con el añadido de que la ruta de ocho días mencionada cuesta entre 1.990 y 2.990 euros más tasas, quizás, la obviedad de que es más fácil llenar de turistas un barco pequeño que uno grande resulte algo contradictoria.

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