De acuerdo que han bajado las cifras de taquilla del cine español durante el primer trimestre de este año respecto al pasado, pero no debieran estar disgustados los de FAPAE, que ofrecieron su tradicional rueda de prensa cargada de datos. Basta mirar el ranking de la recaudación en salas de esta misma semana para darnos cuenta de que en el Top Ten figuran cuatro producciones españolas: Es por tu bien, El guardián invisible, Zona hostil y aunque sea por los pelos Incierta gloria. Es significativo que la primera sea de Mediaset, la segunda de Atresmedia, la tercera de TVE y la cuarta de TV3. Evidentemente, las televisiones tienen mucho que decir en esto de las cifras del cine. Hoy mismo se incorporará a este ranking victorioso El bar, de Álex de la Iglesia, también impulsada por Atresmedia.

Hasta ahí las buenas noticias. A partir de ahí, el resto. Contaron los de FAPAE que cuatro millones de espectadores pasaron por taquilla el año pasado para ver cine español. ¿Pero qué ocurrirá con todas las (buenas) películas que se exhiben estos días en Málaga y las que llegarán a las que serán lanzadas en las pantallas de San Sebastián en septiembre (no hay competencia entre festivales; uno lanza la tanda de títulos de primavera, el otro los de otoño)?

Pues pasará que se tendrán que conformar con ser vistas por los 15.000 ó 20.000 espectadores que todavía gozan, gozamos, del ritual de asistir a las salas de cine a catar nuestra ración de cine español cada viernes. Además, hay que matizar, somos los mismos en todas. Es triste constatar la tibieza con la que son recibidas las películas no lanzadas de las grandes plataformas televisivas. Es un tanto descorazonador (sin caer en esos 2.000 ó 3.000 que pudieron ver Callback en salas) saber que películas de la enjundia de Verano 1993 o Amar, que lanzará la misma distribuidora, se tendrán que conformar con ese techo de los 15.000 fieles. O que títulos tan interesantes como No sé decir adiós se circunscriban a unos pocos más. El cine es industria. Pero no sólo. Y aquí, o educamos la mirada, ponemos en valor la sensibilidad, o nos quedamos en cuadro. Si es que no lo estamos ya.

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