CHISPEO, chirimiri, levante, poniente, nubes, negrura, lluvia y agua han sido las palabras más socorridas del prontuario cofrade. 'Agua levante' es lo que aflora en el alma. Una "mala sombra" convertida en cáliz permanente. Las cinco bolas de San Juan necesitan del silencio de los Dolores. Los almeces del Parque ascienden al cielo mientras Cristo desciende. El Monte Calvario victoriano enlaza con el Amor y la Caridad donde la Patrona prepara las peregrinaciones de mayo. San Pablo se estira para decirle a la Catedral: "Olé mi Soledad", mientras el Señor queda muerto en los brazos de su madre molinillera. Y la fría losa del Sepulcro sueña con descansar eternamente en la Abadía del Císter. Y los servitas rezan la Corona Dolorosa mientras acompañan a su madre. Todo termina cuando el Señor resucita y sube a los cielos. Allí acompaña a la otra parte de nuestra alma, la que se nos fue en otros cuerpos queridos y que unificamos cuando llega la Semana Santa.

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