Amor

No es cierto que sólo tenga sentido en nuestra sociedad el canibalismo social, ni tampoco la inhumana ingeniería social

Creemos que no hay nada más misterioso que los enigmas de la física -los quarks, los agujeros negros, el multiverso-, pero el mayor misterio que conocemos es el misterio insondable del amor humano. Hace 5.000 años, cerca de lo que ahora es Mantua, en Italia, fueron enterrados los cuerpos abrazados de un hombre y una mujer. Nadie sabe quiénes eran ni por qué los enterraron juntos, pero ahí están sus cuerpos -o lo poco que queda de ellos- unidos para siempre. Y muchos siglos después, cuando la erupción del Vesuvio arrasó Pompeya, otros cuerpos murieron abrazados mientras intentaban protegerse de la nube tóxica que destruyó la ciudad. Y ahí están ahora sus restos conservados en moldes de yeso: abrazados, unidos, inseparables por el resto de los tiempos.

Hace pocos días, en el incendio de una casa del Palmar, en Cádiz, murieron abrazados un padre y su hija de cinco años, junto a un amigo de la familia (la madre y un hijo están muy graves). El poeta Yeats hablaba de la terrible belleza que poseen algunos hechos, y aquí tenemos la prueba de ello. Porque esta familia ha sufrido una desgracia terrible, pero al mismo tiempo nos ha dejado una hermosísima historia de amor (por si fuera poco, las tías donaron los órganos de la niña para que pudieran ser usados en trasplantes). Supongo que podemos considerarnos afortunados por ser conciudadanos de una familia así.

En estos tiempos pretenden convencernos de que no hay nada que pueda competir con la codicia y la ambición. Vivir, nos dicen, es acumular, aplastar, poseer, humillar, destruir. Nada importa si no es la lucha descarnada por el lujo y el poder, o bien el delirio de un modelo de sociedad inspirado en los fríos conceptos de un laboratorio social (el poliamor, la horizontalidad emocional, el rechazo del amor romántico por ser una "construcción social del heteropatriarcado" y todas esas paparruchas). Pues bien, aquí tenemos la prueba de que nada de eso es cierto. Ni vivimos en una sociedad donde sólo tenga sentido el canibalismo social, ni tampoco en una sociedad donde sólo sea admisible la inhumana ingeniería social. El amor que mueve el sol y las estrellas -como decía Dante- sigue moviendo a los habitantes de este mundo. El amor de un padre por su hija. El amor de dos amantes abrazados. El amor que resistirá la destrucción y el fuego. El amor, el mayor misterio del universo.

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