Creía que, como dice el refrán, los políticos, después de la experiencia que han tenido en el año que se acaba, en el que las elecciones generales se han repetido y los susodichos han podido apreciar, por dos veces, el resultado en las urnas de sus programas y actuaciones, se proponían cambiar, mejorándolos. Pero no es así.

En el PSOE, cuando Pedro Sánchez dimitió de la Secretaría General, prometió reconquistar el cargo, a través de unas primarias, anunciando que para ganarlas viajaría con su vehículo a todas las agrupaciones. Quizás por la coincidencia de las fiestas familiares de Navidad, quizás por la falta de entusiasmo que percibe en ser recibido en alguna de estas agrupaciones (podía entenderse, si lo reciben, como un desafío a la gestora y, por tanto al poder legítimo), advierte que cada día tiene menos demandas para su presencia y, sobre todo, que fieles, suyos siguiendo el ejemplo de Antonio Hernando, se aquietan, con razón, al poder constituido. En la reunión de Madrid, para reactivar su candidatura asistieron 68 militantes, cargos públicos, llevando la voz cantante el alcalde de Dos Hermanas Francisco Toscano, habitual enfrentado a doña Susana y sin presencia de más cargos significativos, y ausente el propio Sánchez. Si Pedro fuera inteligente, en lugar de empecinarse en recuperar el cargo, desistiría de su empeño para acogerse a la casa, fuera de la cual hace mucho frío, según la definición de Alfonso Guerra.

Parecía que Podemos nos prometía una vida nueva de hacer política, donde una serie de fraternales compañeros de ideales, se esfuerzan para que las cosas vayan mejor, por ser desprendidos y solidarios. Pero después de besarse en la boca y del lenguaje cheli, supuestamente amistoso "echando unas risas" y querer seguir siendo "compis", el combate entre Iglesias y Errejón nos demuestra que, como siempre, el mayor rival del político es el compañero del partido. Iglesias difunde un vídeo (calificado de cursi por los que lo han visto y titulado Abrazos) de Teresa Torres, la abuela de Podemos, que supongo, pese a la coincidencia de nombre y apellido, no es la gaditana pareja de Rafael Román, destacado miembro del PSOE. Parece que Errejón pactaba por su cuenta con Sánchez el Gobierno y que desde entonces viene la inquina de Iglesias, que lo abortó con la alusión a la cal viva en el fracasado debate de investidura de Sánchez. Algo hay que agradecer a Iglesias, que nos libró de un Gobierno de Sánchez apoyado por Podemos y los independentistas. Pero Iglesias, para ganar a Errejón, ha necesitado pactar con Izquierda Anticapitalista.