La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Arde España

España arde por el noroeste con llamas asesinas. Y por el noreste con llamas golpistas

España arde por el noroeste y por el noreste. Por el noroeste con llamas de verdad, trágicas, asesinas, devastadoras. Por el noreste con llamas políticas independentistas que calientan peligrosamente la vida política de toda la nación. No se trata de tragedias o problemas naturales e imprevisibles. En ambos casos hay responsables, desconocidos aún los de Galicia y conocidos de todos los de Cataluña. Sobre unos y otros debe caer la ley con todo su peso (tan leve, en España). Ayer Galicia amaneció con 105 fuegos activos. ¿Quiénes los provocaron? ¿Qué penas les caerán en el caso de que sean detenidos? Los incendiarios, aunque no causen víctimas, deberían pasar en la cárcel el tiempo que tarda en repoblarse el paisaje que han destruido. Ni un día menos.

Por el noreste los incendiarios de la vida política española son bien conocidos, pero no es del todo descartable que se vayan de rositas... O casi. Puigdemont dio la espantá dilatoria esperada. Después que la Fiscalía pidiera para Trapero prisión incondicional por sedición, la juez lo ha dejado en libertad sin fianza pero con medidas cautelares, pese a que le considera responsable de la inacción de los Mossos ante el referéndum ilegal de autodeterminación, ordenando (presuntamente) a sus subordinados proteger a los organizadores de la consulta suspendida por el Tribunal Constitucional. ¿Usted lo entiende? Yo no. También comparecieron los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural. Los dos a la cárcel (aplausos). La CUP y Junts pel Sí bloquean la anémica vida parlamentaria catalana, rompen fotos del Rey en el Ayuntamiento de Barcelona y proponen que la ciudad le declare persona non grata. Por disparatar que no quede.

El problema es que el golpe al Estado y los disparates, de momento, quedan impunes. Y que se está tardando demasiado, no solo en actuar, sino en decir la verdad sobre el golpismo de media Cataluña y la cobardía y/o pasividad de la otra media. Pero se empieza a decir. Ayer lo hizo Rubén Amón en El País: "La rebelión avanza desde los presupuestos de una sociedad, la catalana, saciada de diseño, abundancia, obesidad, riqueza, prosperidad y obscenidad victimista. Enternece el trotskismo chic de los cuperos en su papel de soldadesca instrumental. Y avergüenza la pureza étnica de la burguesía en su máscara gafapasta".

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