El tema de la pobreza energética se ha vuelto a poner de moda y, como siempre, porque ha tenido que ocurrir una desgracia para que reaparezca en los titulares y los políticos empiecen a rasgarse las vestiduras proponiendo supuestas soluciones que suelen tener poco éxito. A la señora Rosa Pitarch, la anciana de 81 años que murió asfixiada la semana pasada en su casa de Reus en el incendio provocado presumiblemente por unas velas al no tener luz eléctrica, ya le da exactamente igual. Ahora todo son lamentos, incluyendo a sus propios familiares que protagonizan artículos periodísticos narrando tristes historias de miseria y desapego.

La verdad es que, visto lo visto, nadie ayudó a esta señora en su extrema pobreza, por muy independiente o poco sociable que fuera la fallecida. A toro pasado todo es más fácil, pero es vergonzosa la forma de quitarse el mochuelo de encima de las Administraciones y la empresa eléctrica. Estas compañías, en cuanto pasa un día de la fecha de cobro de la factura, envían un mensaje al cliente comunicándole que van a iniciar el procedimiento de corte de luz. Todo cortesía y serenidad, máxime cuando el recibo de la luz sale en España por un ojo de la cara.

Una ley obliga a las empresas eléctricas, de agua y gas a informar a los servicios sociales si van a realizar un corte de suministro por impago para que puedan ayudar a esa persona o familia. Está funcionando, pero siempre hay casos en los que, por unos o por otros, falla y esta anciana es un ejemplo.

El secretario general del grupo socialista en el Congreso, el malagueño Miguel Ángel Heredia, planteó ayer la necesidad de un gran pacto de Estado para combatir la pobreza energética porque, explican, provoca 7.200 muertes al año en España. El nuevo ministro de Energía, Álvaro Nadal, dijo también ayer que planteará esta semana a los grupos políticos del Congreso de los Diputados cómo mejorar el bono social, aunque echó algunos balones fuera porque parte de las competencias son autonómicas y locales. La luz es cara e imprescindible, una mala combinación para el bolsillo de cualquier ciudadano. No obstante, es más costosa porque Hacienda cobra un 21% de IVA por un servicio tan básico como este. Pueden empezar a recortar por ahí y hablar menos.

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