Bandolerismo turístico

"Si usted ve el fraude y no dice fraude, usted es un fraude", dice el ensayista libanés Nassim Taleb

Una de las máximas en el desarrollo turístico de un país, es saber cobrar el precio justo al que viene a visitarnos y denunciar los abusos que se puedan producir. Es evidente que siempre habrá algún representante de la tradicional picaresca española que trate de vender hasta la sombra del acueducto de Segovia, pero no se nos puede llenar la boca diciendo que somos europeos y seguir llevando un estafador en las entrañas.

El problema llega a su límite cuando una sociedad mercantil que depende del Estado, como es AENA, es la que pone en tela de juicio todo el gran trabajo que está desarrollando el sector turístico español. Sin ir más lejos, el que suscribe este artículo tuvo la experiencia de llegar al aeropuerto de Málaga y aparcar en sus instalaciones. Al estar todo vacío a las 6:00 se puede achacar al hecho de ser muy temprano. Pero al volver a las 16:00 y seguir casi vacío uno se teme lo peor. Al ir a pagar se encuentra con las nuevas tasas de AENA y la ingrata sorpresa de pagar 58 euros por haber superado las siete horas de aparcamiento. Es decir, más de 8 euros por hora en esa franja. Y para más inri, el empleado indica que ha habido suerte, porque AENA ha puesto un tope, ya que podría haber seguido subiendo indefinidamente.

Evidentemente esta situación de cobrar 4 veces más que cualquier otro aparcamiento de la ciudad exige muchas explicaciones. Las infraestructuras que todos hemos pagado con nuestros impuestos, y que gestiona en exclusiva este operador aeroportuario, no pueden seguir infrautilizándose por el ansia económica de algunos. Y si algo deja de usarse porque nadie puede pagarlo, sus gestores tendrán que plantearse para que ha servido su labor. Tengamos en cuenta que, al igual que se inspeccionan a todos los negocios para evitar fraudes, también se debe vigilar, y con mayor ahínco, a los que tienen la responsabilidad de gestionar los bienes y equipamientos financiados por todos.

La imparable proliferación de aparcamientos de bajo coste alrededor del aeropuerto no deja hoy de ocupar áreas no urbanizadas y peligrosamente cercanas a zonas protegidas. Y tras ver el incremento abusivo de precios en el propio aeropuerto, puede hacer pensar que alguien trata de impulsar este tipo de negocios. De ahí la necesidad de denunciar esta situación, porque como dice el ensayista libanés Nassim Taleb "Si usted ve el fraude y no dice fraude, usted es un fraude."

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