Barrios ricos y barrios pobres

Una familia que resida en El Limonar ingresa 31.000 euros más de media que otra que viva en La Palmilla

El Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), un organismo con algunas de las vistas más privilegiadas de Málaga desde su enclave en el Morlaco, nos ofrece de vez en cuando llamativos y, en ocasiones, polémicos informes. Una independencia en los diagnósticos, que se contraponen en ocasiones con la política que practica el propio equipo de gobierno municipal. Pero al alcalde lo que realmente le importa del responsable del OMAU, Pedro Marín Cots, es su demostrada capacidad para captar fondos europeos para los proyectos de la capital. Así que el resto lo suele tomar a beneficio de inventario.

El OMAU ya advirtió del riesgo de que el centro de la capital acabara convertido en un parque temático de bares y terrazas para turistas. Con la expulsión de los residentes y un comercio donde sólo tendrán cabida las franquicias. Ahora habrá que añadir el interés inmobiliario por las oficinas, que ya ha comenzado a provocar que se dupliquen y tripliquen precios. Un representante de Aguirre Newman se quejaba esta semana en unas jornadas de la Asociación de Promotores y Constructores del escaso suelo terciario que hay disponible en el casco histórico, el más demandado en la actualidad.

Pero el OMAU también realiza estudios periódicos sobre la evolución de la riqueza en los barrios de la capital. El último no constata muchas novedades. Pero es que nos hemos acostumbrado a vivir con una normalidad que debería escandalizarnos. Por ejemplo. Casi 50.000 personas en esta provincia necesitan las ayudas que les proporciona el Banco de Alimentos para vivir. Que un trabajo resalte que en una ciudad hay zonas deprimidas socialmente mientras a pocos kilómetros el escenario es el inverso a estas alturas no significa sorpresa alguna. La desigualdad se ha instalado para quedarse y cada año se hace más fuerte. La pobreza forma parte del paisaje urbano como los bancos, las farolas y los autobuses.

El informe del observatorio municipal constata esas brechas en los recursos que manejan las familias. La primera, la de la propia ciudad de Málaga respecto a España. La renta familiar de la capital se encuentra veinte puntos por debajo de la media española. Pero las distancias luego crecen según los barrios. Una familia de El Limonar ingresa 31.000 euros más que otra que vive en La Palmilla. Las administraciones públicas aseguran que se vuelcan en esta zonas pero parece claro que el dinero público no se invierte de forma efectiva. Los márgenes del Guadalmedina, la zona de Rosaleda y Martiricos, una parte de la Trinidad o la zona que ocupó en su día El Bulto conforman la postal de la Málaga pobre. La Málaga tan real como la de los museos y las terrazas.

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