LA reforma del Código Penal es democrática y socialmente necesaria. Porque responde a necesidades constatadas y ofrece garantías que las naciones democráticas de nuestro entorno ofrecen. Se está cargando contra ella manipulando y mintiendo. Se está transmitiendo la sensación de que todo buen demócrata humanitario y progresista debe rechazarla, y de que quienes la apoyan son vengativos amigos de cadenas y mazmorras, enemigos de la compasión y la reinserción, partidarios de la represión y liberticidas. Aunque a veces los críticos se ponen tan estupendos que dan razones para apoyarla cuando pretenden descalificarla.
Leo en uno de los boletines oficiales del pos-progrerío: "Si la muerte de los niños Ruth y José se hubiera producido este miércoles, José Bretón sería condenado a cadena perpetua". Y a uno le entran ganas de aplaudir a quienes han redactado y aprobado esta ley (y eso que la "información" miente, porque lo aprobado es la prisión permanente revisable, no la cadena perpetua). También se puede leer: "Si mañana Zapata escribiera alguno de los tuits que llevaron a su dimisión, se enfrentaría a una pena de entre seis meses a dos años de cárcel. Hasta ahora el código penal solo contemplaba a las víctimas del terrorismo, ahora este delito se amplía a ofensas racistas, antisemitas o de creencias y religión". Pues muy justo que endurezcan las penas hacia quienes hacen chistes con las víctimas de ETA mutiladas, las niñas violadas y asesinadas o los judíos gaseados e incinerados. Debía haberse añadido la inhabilitación para cargo público.
Y lo mismo puedo decir sobre el endurecimiento de penas para los delitos de abuso de menores (incluyendo elevar la edad de consentimiento sexual a los 16 años), violencia de género, matrimonio forzado, maltrato de animales (incluyendo su abandono), corrupción, financiación ilegal de partidos o humillación de las víctimas del terrorismo, del Holocausto o de otras acciones perversas.
Esto, por lo visto, es antiprogresista, antidemocrático y antihumanitario. Como lo es prohibir que se produzcan hechos tan antidemocráticos como el asedio al Parlament que obligó a Mas y a los diputados a huir entre escupitajos, golpes e insultos o ser evacuados en un helicóptero. Que los podemitas o sus camaradas cenizos de IU digan que esto es una "ley mordaza" propia un "Estado policial" es lógico. Pero que lo haga el PSOE es preocupante.
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