Postales desde el filo

Buena pregunta

De seguir así, cabe pensar que el PP puede estar condenado, más pronto que tarde, a vivir su momento UCD

En política las cosas se pueden hacer mal, muy mal o como el PP ha gestionado el caso Cifuentes. La consecuencia es que, según un sondeo de Metroscopia, pasarían a ser tercera fuerza en la Comunidad de Madrid cediendo 23 escaños, mientras que Ciudadanos ganaría 31 convirtiéndose en fuerza mayoritaria con el número de diputados que tienen ahora los populares. PSOE y Podemos perderían cada uno cuatro diputados. Lo bueno para el PP es que sólo es un sondeo y queda un año para las próximas municipales y autonómicas. Aunque lo de Madrid es un síntoma más del imparable declive popular. Lo curioso es que un escándalo provocado por cuestiones de menor cuantía -comparado con los grandes casos de corrupción que afectan al PP en general y al de Madrid en particular- pueda acabar provocando un abandono masivo de su electorado en toda España. O no. Pero, de seguir así las cosas, cabe pensar que el PP puede estar condenado, más pronto que tarde, a vivir su momento UCD. Incluso algunos han visto en Rivera al González del 82. Es mucho ver. Lo que entonces le sucedió al centro-derecha español fue una debacle irrepetible: perdió de una tacada 157 de los 168 escaños que había obtenido en 1979. El PSOE ganó 81, sumando 202 diputados, y el AP consiguió 107 ganando 96 respecto a CD, una coalición de conservadores y franquistas que sólo había conseguido 11 diputados en las anteriores elecciones.

Lo del 82 fue un terremoto que reconfiguró el mapa político español e inició una etapa de despegue social y económico sin precedentes. La hegemonía socialista se prolongó hasta el 96, aunque la mayoría absoluta de la derecha no llegaría hasta el 2000. Hasta la aparición de Cs los populares han ocupado todo el espacio de la derecha, del centro al extremo. La voladura del UCD benefició al PSOE, pero sobre todo sirvió para que naciese una nueva derecha: AP, un partido conservador con un inconfundible aire de antiguo régimen. Tal y como parece que se reorganiza el mapa político en nuestro país es posible que las cosas vuelvan, más o menos, donde estaban antes de la voladura del 82: un centro-derecha mayoritario y un partido conservador menguado -antes por el estigma del pasado y ahora por el de la corrupción-. UCD y AP otra vez. Rivera se parece a Suárez lo que Rajoy a Fraga, o sea poco. Pero, con la suma de ambos, la derecha puede configurar un bipartidismo hegemónico. ¿Y a la izquierda?... esa sí es una buena pregunta.

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