EL comité ejecutivo del Partido Popular de Andalucía refrendó ayer por unanimidad la propuesta de su presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, de renovar la estructura orgánica de la formación a fin de hacerla más ágil, funcional y operativa. Se mantienen al frente los dirigentes de máxima confianza de Moreno Bonilla, la secretaria general, Loles López, y el portavoz, Elías Bendodo, así como el portavoz parlamentario, Carlos Rojas, pero se reducen de nueve a cuatro los vicesecretarios sectoriales. Al mismo tiempo, se impulsa un Ágora Rural, encaminada a fortalecer la presencia del PP-A en los núcleos de población no urbana, auténtico talón de Aquiles de la organización, y se pone en marcha la figura del diputado de proximidad, tendente a conseguir una mayor implicación de los parlamentarios en el tejido social de las provincias y comarcas andaluzas. La reducción de cargos y la exigencia de dedicación y esfuerzo, así como la aparición de nuevos rostros, obedece a requerimientos de dos tipos. Por un lado, es congruente con los relevos producidos a nivel nacional en la reciente conferencia política, con el afianzamiento de una nueva generación de líderes, con los que mantiene una estrecha vinculación política y personal el propio presidente del PP andaluz. Por otro, responde al fracaso obtenido por los populares en las últimas elecciones autonómicas, en las que cosechó un notable retroceso con respecto a las de 2012, que ganó por mayoría relativa, y a las perspectivas de no recuperación política y electoral que reflejan distintas encuestas. Juanma Moreno ha iniciado, de este modo, un proceso de renovación del Partido Popular en Andalucía que, aunque ahora tiene un contenido meramente organizativo, habrá de reflejarse también en la composición de las listas para el Congreso y el Senado y, a plazo más largo, en la configuración de las direcciones y candidaturas locales. En este proceso Moreno Bonilla está obligado a cumplimentar las exigencias renovadoras que él mismo defendió en la citada conferencia política: la limitación de los mandatos, la no acumulación de cargos en el seno del partido y en las instituciones y las nuevas formas de participación de los militantes de base. Se trata de una apuesta fuerte y arriesgada, a la que el líder andaluz del PP llega por la convicción de que el partido tiene que cambiar profundamente si quiere volver a ser alternativa al PSOE en la comunidad autónoma andaluza y, al mismo tiempo, contribuir desde esta tierra a la recuperación del voto popular que Mariano Rajoy necesita para revalidar su poder en la Moncloa. También se juega el impulsor de esta renovación su propio liderazgo en el centroderecha de Andalucía.

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