LAS calles de Pamplona y las carreteras francesas. Los Sanfermines por la mañana, el Tour por las tardes. La serpiente multicolor, abigarrada es como una sucesión de toros cubistas. Empiezan los Pirineos en el Tour y ayer, en la retransmisión de Televisión Española, se veía un mesón Pirineo en el recorrido del encierro. Hay algunas analogías: la leyenda de Indurain, ese navarro que en los noventa fue el Mitterrand del sillín; la primera etapa de la actual edición del Tour de Francia la ganó un australiano y un australiano fue cogido en el primer encierro de los Sanfermines.

Hace treinta años que un francés no gana el Tour de Francia. Por fin han ganado una etapa en el Muro de Bretaña, lo cual es imperdonable para los lectores de Balzac. El nuevo alcalde de Pamplona, de Bildu, aupado al sillón con los votos de Podemos, quiere unos Sanfermines a la carta. Lo primero que hizo fue izar la ikurriña en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona, que la fiesta sea tan poco española como poco francés es el podio del Tour desde los tiempos de Fignon y de Hinault.

Vano empeño. No hay nada más español que los Sanfermines. Ni más vasco en el sentido que Mario Onaindia le daba a la palabra vasco, "los más españoles en el sentido calderoniano de la palabra". Calles de Pamplona, carreteras de Francia, triatlón en julio de toros, ciclistas y corredores diseñado por Zalacaín el Aventurero. Por las calles de Pamplona han cogido las curvas entre el algodón de los cabestros toros llamados Bulería, Guardés o Campanero, como el toro enamorado de la luna de la canción. El primer encierro era de una ganadería tan euskalduna como Borja Domecq. Ayer les tocó a los del Conde de la Maza. Las crónicas recordaban que este hierro no iba a Pamplona desde el 13 de julio de 1981. Ese año ganó el Tour Hinault y la Liga la Real Sociedad. Era alcalde de Morón de la Frontera Leopoldo Sainz de la Maza, conde de la Maza, un munícipe de la UCD que no tenía pelos en la lengua, amigo del rey Juan Carlos e introductor en España del cultivo de la jojoba. Sus toros saben inglés porque pastan junto a la base americana de Morón, compatriotas simbólicos de Sitting Bull, de Hemingway y del corredor de Filadelfia cogido en el quinto encierro.