Letra pequeña

Javier Navas

Capricho municipal

EL Consejo Audiovisual de Andalucía admitió la denuncia de Izquierda Unida contra la radiotelevisión pública marbellí, gestionada por un gobierno del PP. El concejal de IU Enrique Monterroso exige "pluralismo, objetividad, promoción de la educación y de la cultura y defensa de los valores locales". Lo mismo habría que pedir a todas las emisoras de España, salvo lo de "valores locales". No hace falta. Las televisiones controladas por gobiernos "locales" no encuentran otra inspiración para sus programas: desde retransmisiones en directo de romerías hasta recitales de gaita.

Monterroso pone como ejemplo de lo injustificable espacios que invitan al telespectador a participar mandando mensajes por el teléfono móvil: espacios que se emiten... en diferido. Un timo que ni el gran Tony Leblanc en sus buenos tiempos. IU ya arremetió contra la La Tribuna, periódico oficial del régimen "gilista". Como entonces, los trabajadores temen perder su puesto. IU explicó que no quiere mandar a nadie a sellar el carné del paro: tanto La Tribuna como la televisión local necesitarían pasar por la ITV para cumplir con su tarea en condiciones. La idea es buena, aunque desde el Ayuntamiento la achaquen a un intento del concejal contestatario para que se le vea más la cara. Con todo, yo tengo mis dudas sobre estas formas de comunicación. No hablo de medios "buenos" o "malos"; simplemente no me parece bien que una tele o una radio se costeen con impuestos.

Todas las empresas informativas tienen una línea editorial más o menos moderada. Barren para casa -y algunas echan directamente sus desperdicios por la ventana-. Entonces, ¿qué se puede esperar de un medio a cargo de políticos? Para la portavocía del equipo de gobierno en Marbella, no se infringe ni una norma. Da lo mismo. Una tele pública no tiene razón de ser; se dedica a gastar lo que deberían gastar los contribuyentes como les diese la gana. Un plató no es un colegio ni un hospital ni un parque de bomberos. No es un servicio al ciudadano por más que intenten convencernos. Las compañías de comunicación privadas generan dinero y empleo, dan una visión del mundo a quien quiera conocerla y no obligan a pagarla a quien no está interesado. Difunden pluralismo, objetividad, educación y cultura; y la competencia entre iguales corrige los excesos. La única intervención estatal imprescindible en este terreno es la gestión del sistema escolar y de las bibliotecas. El resto es cosa de la sociedad civil. Quien quiera, que vea programas de chismes y lea el horóscopo. Pero que lo pague él; los demás no vamos a subvencionar sus aficiones.

Izquierda Unida se equivoca protestando contra el mal uso de los medios municipales. Ha de protestar contra su propia existencia. Pero un partido de utópicos no puede dejar de soñar con un día en que gobierne Marbella y tenga tan divertido juguete en sus manos...

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