Hoja de ruta

Ignacio Martínez

'Catetería' provincial

LAS consejerías no deberían ser embajadas de las distintas provincias en la corte de Sevilla. Pero en ocasiones lo son. Toda la prensa local andaluza, sin excepción, ha valorado el nuevo Gobierno de la Junta en clave provincial. Tantos consejeros tenemos, tanto valemos o tanto influimos. Es un sentimiento generalizado entre la población. Pero esta catetería no es privativa de los andaluces. Cuando en julio del año pasado Zapatero nombró ministra a Carme Chacón, el entonces ministro Industria y el ex alcalde de Barcelona Joan Clos confesó paladinamente: "Tener dos ministros catalanes es muy positivo desde el punto de vista de la defensa de los intereses de Cataluña. Ahora tenemos más capacidad de influencia". Y cuando España entró en la Comunidad Europea en 1986 los comisarios Marín y Matutes tenían unos gabinetes casi exclusivamente de españoles, como eran los usos y costumbres comunitarios en aquella época.

Pues bien, aunque ajenos a toda originalidad, en la galaxia andaluza practicamos una endogamia de grupo feroz al componer los equipos de las consejerías: viceconsejeros, secretarios generales técnicos y directores generales, en masculino y femenino plural. Ya conocen las variables de la matriz gubernamental: cuatro consejeros de Jaén, tres de Sevilla, dos de Málaga y Granada, uno por cada una de las demás provincias. Ocho mujeres y siete hombres. Edad media, 49 años.

Nada que objetar, salvo que en 26 años de autonomía no hemos avanzado mucho en la construcción regional, en la especialización y cooperación entre provincias, en la comprensión y el aprecio al vecino. Y una manera de hacerlo sería componer equipos mixtos en los que la procedencia geográfica fuese una anécdota. Los consejeros y sus colaboradores trabajan desde el minuto uno para los andaluces de toda procedencia, hayan votado o no al Partido Socialista. Y eso se debería de visualizar. Las consejerías no son grupos de presión ante el poder, ni oficinas de empleo para compañeros del PSOE en la provincia de los consejeros. En este campo se nota que los más veteranos, como Zarrías o Griñán, tienen visiones más horizontales. De hecho, también ocurre en las instituciones europeas: hoy día el comisario Almunia sólo tiene dos españoles entre los siete miembros de su gabinete y su portavoz es portuguesa; y el presidente Barroso tiene en su equipo a un alemán, un francés y un inglés. No es un chiste; en la Comisión se ha acabado con los reductos nacionales que eran los gabinetes de hace 20 años.

Otra ley no escrita en la UE es que nunca una gran potencia de un sector ostenta esa cartera. Por ejemplo, Francia jamás tiene al comisario de Agricultura. Aunque, trasladado a Andalucía, supondría que Málaga no debería tener Turismo, y sin embargo el designado es un profundo conocedor del sector. Toda regla tiene su excepción.

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