RESULTA la mar de interesante el seguimiento que la comunidad de aficionados a la meteorología está haciendo del fenómeno que originó las lluvias torrenciales del sur de Córdoba. Explican en su página web que la inestabilidad que han venido anunciando y que se ha cobrado tres víctimas en Aguilar de la Frontera y Bujalance se debe a una depresión aislada en niveles altos de la atmósfera a la que acompañan otras condiciones que favorecen el aumento de la inestabilidad, como la temperatura superficial del agua del mar en el Mediterráneo y especialmente en la zona de Alborán, que favorece el aporte de humedad a la atmósfera.

Una web sin duda más explicativa que la información de la Agencia Estatal de Meteorología, que se limita a activar alertas amarillas, naranjas o rojas, por lluvia, tormentas, viento, etc., según sea el nivel de riesgo.

No ocurren todos los días, pero sí con cierta periodicidad, por mucho que los meteorólogos los tilden de extraordinarios, los fenómenos meteorológicos capaces de dejar precipitaciones de más de doscientos litros por metro cuadrado en cuestión de horas.

Sólo tenemos que recurrir a las hemerotecas para comprobar los efectos de estos fenómenos reflejados en las portadas de los periódicos.

Las televisiones nos bombardean con imágenes sobre catástrofes meteorológicas en el momento en el que se producen, pero rápidamente se olvidan sin que se haga una reflexión sobre ellas, sin que la ciudadanía pueda preguntarse si los efectos hubieran sido menores si se hubiera construido de otra manera en el pasado. No siempre es así y hay fenómenos de tal relieve que sería imposible evitar una inundación se construya como se construya, pero en una gran mayoría de ocasiones, profundizar en aspectos de este tipo ayudaría a los ciudadanos a ser más exigentes a la hora de elegir el lugar que quieren convertir en su futuro hogar. Si esa información se hubiera servido a los ciudadanos hace años, se habrían evitado muchos desastres constructivos.

La página web de los cazatormentas nos avisa de posibles tormentas intensas en el litoral de Málaga al tiempo que meteorología nos sitúa en alerta naranja por lluvias y amarilla por tormentas.

La inestabilidad amenaza con deslucir la Feria de Málaga y tiene preocupados a los empresarios de hostelería que han empezado a intuir la recuperación económica. Pero contra los fenómenos meteorológicos no hay nada que hacer, más que resguardarse cuando llegan y evitar el peligro en la medida de lo posible. Nos colocan en nuestro lugar, nos dejan claro que no tenemos control sobre la naturaleza.

Algo parecido ocurre con los conflictos humanos. No hay manera de controlar una tormenta. No cabe más que sufrirla y esperar a que escampe. Se me ocurre como ejemplo lo que está ocurriendo en Melilla. En este caso, los cazatormentas también pronosticarían que la inestabilidad inicial está siendo alimentada por condiciones propicias. Y es que hay partidos políticos -como el PP- que están asentados en la inestabilidad, pensando que les favorece.

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