Desde la Caleta Desde la Caleta

Manuel Atencia / Robledo / Manuel Atencia / Robledo

Confianza y alternanciaConfianza y alternancia

EL congreso nacional del PP en Sevilla se ha parecido muy poco al que dos semanas antes, y en el mismo lugar, celebró el PSOE. Era impresionante ver una asamblea tan amplia y tan numerosa, formada por militantes populares de todos los rincones de España, incluso del extranjero, que en número de tres mil compromisarios representaban a los más de setecientos mil afilados del primer partido de España, y de Europa.

Ha sido, sin duda, un congreso tranquilo, propio de un partido que -tras el anterior de Valencia de 2008- ha ganado todas las elecciones celebradas y que ahora gobierna España y la mayoría de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.

El PP, en un clima de estabilidad interna y con la enorme responsabilidad que los españoles le hemos confiado, se ha dedicado a reafirmar sus principios políticos y a profundizar en sus propuestas para el futuro de España.

A diferencia del cónclave socialista, se ha visto a un partido unido y cohesionado, con un liderazgo sólido e indiscutido y dedicado a los problemas generales de los ciudadanos y no a sus cuitas internas.

La celebración en Andalucía tiene mucho que ver con las elecciones autonómicas del próximo mes. Mientras el congreso socialista no sirvió para apoyar a Griñán, sino todo lo contrario, el Congreso popular ha significado un gran respaldo de Mariano Rajoy y todo el PP a Javier Arenas para que sea el próximo presidente de los andaluces.

Los 30 años de poder le pesan como una losa a los socialistas pero especialmente esta última legislatura y su final agónico -con el escándalo de los ERE- han dejado en evidencia lo que en otros momentos podía permanecer oculto. En cambio, el trabajo intenso y constante de Javier Arenas va a tener sus frutos. En 2004, el líder popular, después de haberlo sido todo en política -vicepresidente del Gobierno, ministro en tres ocasiones, etc.-, podía legítimamente haberse dedicado a cosas más cómodas y mejor retribuidas, pero decidió aceptar el reto de hacer realidad la alternancia y el cambio en Andalucía. Se propuso en ocho años llevar al PP andaluz al Gobierno de Andalucía y está a punto de conseguirlo. No ha parado desde entonces, recorriendo Andalucía varias veces de un extremo al otro, se ha reunido con cientos de miles de ciudadanos y con su liderazgo y su esfuerzo ha convertido al PP andaluz en un gran partido de gobierno.

La solidez del proyecto, del equipo y de la alternativa que representa Javier Arenas conecta con la esperanza de ese 70% de andaluces que creen necesario el cambio político en Andalucía. Muchos de los que hasta ahora han confiado en los que todavía nos gobiernan han decidido que las cosas solo pueden ir mejor con el cambio.

Estoy seguro, porque conozco bien a Javier Arenas, que, como él dice, liderará un cambio tranquilo y a mejor, sin revancha, sin resentimiento y sin rencor. Y eso también nos hace mucha falta.

EL congreso nacional del PP en Sevilla se ha parecido muy poco al que dos semanas antes, y en el mismo lugar, celebró el PSOE. Era impresionante ver una asamblea tan amplia y tan numerosa, formada por militantes populares de todos los rincones de España, incluso del extranjero, que en número de tres mil compromisarios representaban a los más de setecientos mil afilados del primer partido de España, y de Europa.

Ha sido, sin duda, un congreso tranquilo, propio de un partido que -tras el anterior de Valencia de 2008- ha ganado todas las elecciones celebradas y que ahora gobierna España y la mayoría de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.

El PP, en un clima de estabilidad interna y con la enorme responsabilidad que los españoles le hemos confiado, se ha dedicado a reafirmar sus principios políticos y a profundizar en sus propuestas para el futuro de España.

A diferencia del cónclave socialista, se ha visto a un partido unido y cohesionado, con un liderazgo sólido e indiscutido y dedicado a los problemas generales de los ciudadanos y no a sus cuitas internas.

La celebración en Andalucía tiene mucho que ver con las elecciones autonómicas del próximo mes. Mientras el congreso socialista no sirvió para apoyar a Griñán, sino todo lo contrario, el Congreso popular ha significado un gran respaldo de Mariano Rajoy y todo el PP a Javier Arenas para que sea el próximo presidente de los andaluces.

Los 30 años de poder le pesan como una losa a los socialistas pero especialmente esta última legislatura y su final agónico -con el escándalo de los ERE- han dejado en evidencia lo que en otros momentos podía permanecer oculto. En cambio, el trabajo intenso y constante de Javier Arenas va a tener sus frutos. En 2004, el líder popular, después de haberlo sido todo en política -vicepresidente del Gobierno, ministro en tres ocasiones, etc.-, podía legítimamente haberse dedicado a cosas más cómodas y mejor retribuidas, pero decidió aceptar el reto de hacer realidad la alternancia y el cambio en Andalucía. Se propuso en ocho años llevar al PP andaluz al Gobierno de Andalucía y está a punto de conseguirlo. No ha parado desde entonces, recorriendo Andalucía varias veces de un extremo al otro, se ha reunido con cientos de miles de ciudadanos y con su liderazgo y su esfuerzo ha convertido al PP andaluz en un gran partido de gobierno.

La solidez del proyecto, del equipo y de la alternativa que representa Javier Arenas conecta con la esperanza de ese 70% de andaluces que creen necesario el cambio político en Andalucía. Muchos de los que hasta ahora han confiado en los que todavía nos gobiernan han decidido que las cosas solo pueden ir mejor con el cambio.

Estoy seguro, porque conozco bien a Javier Arenas, que, como él dice, liderará un cambio tranquilo y a mejor, sin revancha, sin resentimiento y sin rencor. Y eso también nos hace mucha falta.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios