El puchero

Teresa Santos Tsantos@malagahoy.es

Contrastes

QUE el juez José Luis Utrera siga al frente del juzgado de familia número 5 de Málaga, es sin duda una suerte para quienes se enfrentan a una situación de ruptura familiar. El siempre dice que puede resolver la situación legal pero no el conflicto personal que supone disolver un matrimonio. Su juzgado es pionero en el tratamiento psicológico y emocional a través del servicio de mediación familiar. Se queja Utrera de la falta de información con la que se llega al juzgado y de la maliciosa labor de algunos abogados que más que ayudar a resolver un problema, lo enquistan para siempre cuando no son conciliadores.

Elegir bien al abogado es uno de los consejos que recoge la Guía básica para un buen divorcio escrita por el juez Utrera. Con septiembre, dice la leyenda negra, llegan las rupturas. Las vacaciones de verano son el detonante para sacar a la luz los problemas de convivencia que oculta el trajín cotidiano.

No sé si las estadísticas tienen en cuenta el repunte que puede producirse en septiembre, pero ya es grave que tres de cada cuatro matrimonios esté destinado a romperse, y un buen número de ellos, justo cuando están en su tercer o cuarto año, y ya tienen algún hijo en común. José Luis Utrera siempre recalca que los matrimonios actuales tienden a romperse nada más que se acaba el periodo lúdico-festivo y la situación exige renuncias y compromisos.

¡Que mal lo estamos haciendo!

Cuando educamos no sabemos ponerle una sonrisa de normalidad al compromiso, a la responsabilidad, de tal manera que esta se convierte casi en un castigo bíblico. Y no sabemos hacer llegar a las nuevas generaciones que cuanto más evitamos el compromiso, más nos aislamos condenándonos a estar distraídos permanentemente para evitar caer al vacío.

De ahí que sea noticia, por encima de otras muchas, que el padre de los tres niños identicos nacidos ayer en el Hospital Materno Infantil se esté planteando en un futuro convencer a Rocío, su mujer, para intentar tener una niña. Y eso que antes de nacer los tres bebés, ya eran padres de otro niño de dos años y medio. Este hecho me parece más sorprendente que incluso el parto triple de niños que son como gemelos. Eso es sin duda ponerle una sonrisa a la responsabilidad, a los 800 pañales al mes y al quehacer intermitente que se va a producir en el seno de ese hogar de Mijas. Pero eso sólo es posible cuando se trabaja la complicidad.

Cómplices sin duda son los doctores Sonrisa de la Fundación Teodora que hoy miércoles visitan a los niños del Hospital Materno Infantil de Málaga. Profesionales de la mímica que hacen terapia de aire fresco de compromiso en ambientes resecos por la ansiedad y por el dolor.

Compromiso por parte de los malagueños. Eso es también lo que esperan hoy las 400 familias que se han agrupado en torno a la coordinadora de parados de Málaga. Hacen su primera concentración para explicar a quien les quiera oír, qué es lo que se siente cuando se está en paro y desde las instituciones te cuentan milongas.

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