RELOJ DE SOL

Joaquín Pérez Azaústre

Control democrático

TODO el mundo tiene derecho a la presunción de inocencia: Chaves y también el hijo de Chaves, y hasta el nieto de Chaves, si lo tiene. Por tener, también quienes acusan a Chaves y su entorno tienen derecho a esa misma, exacta, paralela, equivalente y limítrofe, presunción de inocencia. Soraya Sáenz de Santamaría, que ha hablado de Chaves con cierta ligereza, propia de quien se erige no sólo en portavoz orgánico y visible de la oposición, sino también en fiscal y en juez condenatorio, también tiene derecho a la presunción de inocencia. Toda la gente que está cargando las tintas contra Chaves, que en algún rincón del globo informativo está esgrimiendo una sentencia virtual de condena el ex presidente de la Junta por posible tráfico de influencias, también tiene derecho a la presunción de inocencia por un presunto delito de calumnia.

Soy partidario -cómo no serlo, a estas alturas- de una investigación absoluta, pormenorizada, profunda hasta el detalle, de todo lo relacionado con cualquier indicio de delito o falta en este asunto. Si existe el más mínimo riesgo o la sospecha de que desde el entorno del ex presidente de la Junta, como también en todo el asunto de los ERE, se haya delinquido desde la tribuna preferente de las instituciones públicas, hay que depurar hasta la esencia; pero no sólo ahí, sino también en todos los entornos de las cajas de ahorros, en todos los escándalos paralelos y públicos, todas esas caídas, los desfalcos, los timos, el de la estampita o el de la obra social convertida en un cheque al portador. Soy partidario de una investigación total, de una limpieza máxima, de un sillón de acusados lo bastante confortable y mullidito para que pueda alojar a todos los presuntos culpables de nuestra vida pública, ya sean del PSOE o del PP, dentro y fuera de Andalucía. Porque el descrédito de la clase política, dentro y fuera de los partidos, dentro y fuera de las instituciones, está llegando a un extremo que únicamente enloda las propias filas políticas, dentro y fuera del PSOE, dentro y fuera del PP, y esto únicamente rema en contra de toda aquella gente valiosa, de verdad, que existe y que responde a una vocación de servicio público en ambas formaciones, y también en otras.

Aquí no hay, realmente, muchas alternativas. Si Manuel Chaves ha incurrido en algún tipo penal, que se depure su responsabilidad. Si es inocente, él mismo podría demandar por denuncia falsa a quienes lo han difamado sin pruebas concluyentes. De cualquier manera, sólo se deduce de este asunto, y de otros parecidos, una necesidad de auditorias, un nuevo sistema garantista, que procure la madurez de nuestra democracia. No me refiero sólo al más que imprescindible límite legal de años en el cargo, sino también a mecanismos ágiles de control democrático.

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