El puchero El puchero

Teresa Santos / Teresa Santos

Convertir el invierno en primavera Lqwe

LO han conseguido. Eso es rapidez. En dos meses, y ya han convertido el invierno en primavera. Si nos lo cuentan en noviembre, no damos crédito.

La metamorfosis de las últimas horas no ha podido ser más rápida. De una moderada protesta estudiantil, se ha pasado a una indignación masiva, solo un día después de los sucesos de Valencia.

Las redes se han nutrido en torno al eslogan primavera estudiantil con frases como "yo también soy el enemigo", y en las caceroladas convocadas, entre ellas la que ayer noche se celebró en Málaga, muchos de los jóvenes concentrados, la mayoría universitarios, portaban una imagen de la carga policial de Valencia junto a la frase "¿y tú que harás cuando golpeen a tus hijos?".

No es razonable que un Gobierno que acaba de arrancar, que quiere convencer a los ciudadanos de tener soluciones, consiga aumentar por minutos la sensación de indefensión, no solo por aventurarse a llevar a cabo precipitadas contrarreformas en derechos sociales, no solo por urdir a la callada una reforma laboral que está haciendo temblar las garantías de los más débiles frente a los fuertes, no solo por poner sobre aviso a los ecologistas con la reforma de la ley de costas o los escasos inconvenientes que parece tener frente a las prospecciones de gas en nuestras costas; es que además, ha conseguido indignar a jóvenes y adultos, después de los incidentes de Valencia y de que un mando policial califique a jóvenes adolescentes como "el enemigo", por mucho que la protesta no se ajustara a Derecho.

Por simple sentido común, la moderación, el equilibrio, parece que ha venir de quién ejerce la autoridad, lo cual no quiere decir que se tengan que justificar los cortes de tráfico, pero perder la moderación solo puede llevar a multiplicar la protesta. Nunca ha sido fácil la labor de las Fuerzas de Seguridad del Estado, pero respuestas como la de Valencia nos llevan a tiempos que parecíamos haber olvidado.

Hace meses los detractores del 15-M calificaron todo el movimiento en su conjunto como "antisistema". Como no se rectifiquen determinadas actitudes, muchos ciudadanos prosistema van a acabar dándole la razón a quienes hace unos meses tomaron las calles para protestar contra la tiranía de los mercados.

Y desde el Gobierno se puede argumentar que las protestas están inducidas, que los jóvenes son utilizados… Razones con las que difícilmente se va a convencer a quienes se han sentido afectados o a quienes piensan que las cosas están cambiando demasiado deprisa como si se buscara el mundo del revés de Alicia, aunque no precisamente en el país de las maravillas.

No creo que al poder ejecutivo le interese la imagen que debe estar trasladándose de un país como el nuestro que va de protestas multitudinarias contra la reforma laboral a manifestaciones estudiantiles extendidas por todas las ciudades españolas.

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