El mordisco en la manzana

Aurora Muñoz / Amunozl@grupojoly.com

Coronas invertidas

EL día de su boda, Laura Ponte no quería ser una de esas princesitas remilgadas que ya no pegan ni con cola en pleno siglo XXI así que, ni corta ni perezosa, cogió la corona que le había tocado en gracia y le dio la vuelta. Sí, sí, literalmente.

Este gesto, que no es más que una muestra de la desbordante personalidad de la modelo, bien podría servir de metáfora para describir la situación de la monarquía actual... Porque no me negarán que la cosas de palacio han pegado un giro de 180 grados.

Ahí tienen a Letizia Ortíz, que se ha erigido como ídolo de las plebeyas de todo el mundo. Ella va al cine como todo hijo de vecino -según asegura la cantante Eva Amaral-, da a luz a los vástagos reales en una clínica madrileña y hasta es capaz de "merendarse" un menú de 6,40 euros en la Expo de Zaragoza, sin que se le caigan los anillos. Para que luego digan los ingleses que no hay más "princesa del pueblo" que su malograda Lady Di.

Habrá quien critique su extenso guardarropa o su nueva nariz, pero tengan ustedes en cuenta que no es fácil superar el examen día tras día.

Ya no quedan ni siquiera "reinas de manual", a excepción de Isabel II, que se mantiene firme en su look de "monarca total" con los zapatos a tono, el bolso forrado y esos sombreros imprescindibles para asistir a un partido de polo.

En vez de eso, la nueva generación de princesas parece abocada a convertirse en la legión estrella de maniquíes para las grandes marcas: Gucci, Prada, Armani , Louis Vuitton y Christian Dior. Al menos la consorte de Felipe de Borbón ha optado por encumbrar a modistos españoles como Manuel Pertegaz, Lorenzo Caprile, Miguel Palacio, Adolfo Domínguez y Purificación García.

Puede que sea cierto eso de que "somos lo que nos ponemos" y ojalá este intento -bien asesorado, por supuesto- de 'democratizar' el vestuario de la Princesa de Asturias, sea un reflejo de los nuevos tiempos.

Letizia Ortíz es licenciada en Periodismo, madre de dos pequeñas y divorciada... ¿Se les ocurre un retrato más cercano a la treintañera media?

Sin embargo,- me van a tener que perdonar el posicionamiento- yo me quedo con la maestra de ésta, doña Sofía, que además de reina, es una profesional.

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