Día de la Mujer

Nos dirigimos a todas las mujeres y hombres con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, el día 8 de marzo, día reivindicativo de los derechos de las mujeres y contra las discriminaciones que aún padecemos. Es conocido el compromiso de CCOO en la lucha contra las discriminaciones en todos los ámbitos y todos los días del año, incluido éste, y en esta tarea es imprescindible la participación de todas las personas para que avancemos progresivamente hacia la igualdad. Hace un año que se publicó la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, una ley ambiciosa en sus planteamientos, puesto que pretende impulsar los cambios necesarios para conseguir la igualdad real y efectiva. Porque la realidad que se constata en nuestra sociedad es que, pese a los cambios y avances que se han dado en la igualdad de derechos para mujeres y hombres, estamos lejos de la igualdad real. No podemos extrañarnos: ninguna ley cambia por sí misma la realidad. Su impacto depende de la voluntad política y de la capacidad que tengamos para cumplirla y hacerla cumplir. En el ámbito laboral nos encontramos con desigualdades que se mantienen: las mujeres sufrimos más paro, empleos de menor calidad (temporales, a tiempo parcial, en ocupaciones peor pagadas) y más dificultades para la promoción a puestos de responsabilidad. Una de las razones por la que esta situación se mantiene es que muchas mujeres renuncian a continuar avanzando profesionalmente para poder atender a sus responsabilidades familiares, en lo que puede parecer una decisión libre, pero es en realidad la consecuencia de una organización social que no les permite encontrar otra solución. Para conseguir los cambios, es fundamental que dejemos de pensar en la conciliación entendida como un asunto de mujeres y empecemos a hablar de corresponsabilidad. No podemos seguir convirtiendo en trabajador o trabajadora modelo a quien tiene una dedicación laboral absoluta, haciendo dejación del resto de sus responsabilidades para con su propia persona, su familia e incluso la sociedad. Las tareas de cuidado, asignadas habitualmente a las mujeres, son imprescindibles para nuestra sociedad y no pueden ser una carga llevada en solitario por las mujeres y las familias. Las mujeres y los hombres, y también las empresas, las administraciones públicas y el conjunto de la sociedad tenemos que hacernos conscientes de su importancia y corresponsabilizarnos para su mantenimiento. Los niños, las personas mayores que necesitan cuidados, las situaciones de enfermedad, el mantenimiento cotidiano de la vida familiar e individual necesitan tiempo y dedicación, y la laboral tiene que organizarse teniendo en cuenta esas necesidades. No debemos seguir pensando que las personas somos simples piezas del sistema productivo, susceptibles de reposición por otra que se acomode mejor a las necesidades de la empresa.

Elisa S. García y Ana Ruiz (Secretaría de la Mujer CCOO)

¿Qué es exactamente una costumbre española? El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, quiere que los futuros inmigrantes juren respeto a las costumbres españolas. Eso ha sido objeto de chistes sobre siestas, corridas de toros y bailes con trajes de lunares. También es, no obstante, un recordatorio de que las elecciones giran en torno a algo más que una economía que padece una alta tasa de inflación y un estallido de la burbuja inmobiliaria. Rajoy desea que los inmigrantes firmen un contrato de integración que sea legalmente vinculante. Zapatero, presidente socialista del Gobierno, ridiculizó la propuesta. Parece que a muchos socialistas les agradó que Rajoy optase por jugar la carta de la inmigración. El Gobierno de Zapatero ha dedicado mucho tiempo a los asuntos sociales, campo en el que se siente cómodo. La oposición del PP ha permitido a los socialistas pavonearse de ser el partido agradable que combate contra la reacción. Los planes inmigratorios de Rajoy han dado a los socialistas una oportunidad de desviar el debate de la economía y de afirmar de nuevo que son más positivos, humanitarios y tolerantes, presentando al PP como un batiburrillo de airados pesimistas. (...)

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