Datos escalofriantes

En el momento que la economía vuelve a crear empleo el partido que más votantes pierde es Podemos

Cuando el pasado mes de enero, los encuestadores del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) obtenían los datos para su barómetro de intención de voto, no debían salir de su asombro. En pocos meses los partidos más tradicionales, PP y PSOE, se habían dejado gran parte de su electorado y seguían sin percatarse de ello. Si observamos las tendencias del último año, podemos ver que sólo Ciudadanos mantiene un ritmo claramente creciente, y cada vez más difícil de atajar por el resto de sus adversarios políticos. Mientras, en el otro extremo, Podemos está pagando con creces su falta de definición política en asuntos tan sensibles para los españoles como son la integridad territorial o el modelo de creación de empleo.

Pero el dato que parece especialmente interesante es el rango de edad que apoya mayoritariamente a cada uno de los partidos. Para Podemos son los menores de 25 años, coincidiendo con los que menos votan; para el PSOE los situados entre 55 y 65 y para el PP los mayores de 65 años. Es decir, la parte más productiva laboralmente, y decisiva en el devenir de empresas e instituciones, está ocupada por Ciudadanos, con un rango desde los 25 a los 55 años. Si lo analizamos en profundidad, los votantes de Ciudadanos y Podemos pertenecen a la generación que más dificultades tuvo para encontrar empleo en la reciente historia de nuestro país. Pero además se deja entrever que los jóvenes cercanos a Ciudadanos son los que lograron trabajar mientras que los de Podemos se vieron abocados al desempleo. De ahí que, en el momento que la economía vuelve a crear empleo a una velocidad suficientemente importante, el partido que más votantes pierde rápidamente es Podemos y todas sus mareas locales.

Evidentemente la poca actividad política, provocada por la situación catalana, pero de la que se aprecia cierto contagio a nivel nacional, es el caldo de cultivo ideal para los partidos emergentes. Ni están expuestos a tener que gobernar ni se ven salpicados por las corruptelas del pasado. Pero curiosamente están creciendo a pesar de tener muy pocos cargos viviendo del erario público en ayuntamientos y diputaciones, lo cual sí es un hecho desconocido en nuestra democracia. Quizás ha llegado el momento en que nuestro querido premio Nobel de medicina, Santiago Ramón y Cajal, tenga razón con su postulado: "O se tienen muchas ideas y pocos amigos o muchos amigos y pocas ideas".

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