Crónica personal

Pilar Cernuda

Desaciertos en el PP

SE ha equivocado Rajoy con su excesivo marianismo, no ha iniciado con buen pie su inicio de curso parlamentario. Nadie ha cuestionado a Soraya Sáenz de Santamaría, aunque sí la forma en que fue designada. Pero el equipo de la nueva portavoz ha provocado desazones, decepciones y furias. Y además, tienen razón los desazonados, decepcionados y furiosos.

Bien está que Rajoy apueste por la renovación, por caras nuevas y por personas de su equipo más cercano de colaboradores, los que le han sacado las castañas del fuego en los últimos años siempre desde la sombra. Pero no se comprende que al apostar por la renovación haya dejado de lado a los mejores del partido.

No ha incorporado a ningún veterano al equipo parlamentario con la excepción de García Tizón, y ha dejado fuera a personas que han demostrado su capacidad para batirse el cobre en la vida política y parlamentaria y que, desde luego, harían un gran papel en su trabajo de oposición. Y hay más: ha colocado a lo mejor del PP a las órdenes de novatos sin experiencia. ¿Puede alguien imaginar que Manuel Pizarro, Juan Costa o Cristóbal Montoro vayan a recibir instrucciones de Fátima Báñez, por ejemplo? ¿O que Gustavo Arístegui acepte que alguien que ni siquiera sabe inglés y mucho menos conoce lo que pasa por el mundo, le diga qué se debe defender ante una cumbre de la OTAN o cómo plantear la presidencia de turno de la Unión Europea?

Pero hay más: en ese nuevo equipo no se ve la presencia de quienes más han trabajado por el triunfo de Rajoy, madrileños y valencianos, mientras se premia a comunidades en las que los resultados electorales han estado muy por debajo de lo esperado, como ocurre con Cataluña, Galicia o País Vasco.

Dicen en las cercanías de Rajoy que hay que esperar a las portavocías parlamentarias, que es ahí donde estarán los pesos pesados del partido. Y que hay que esperar también al congreso de junio, cuando se repartirá el poder en el partido a través de las secretarías ejecutivas. Sin embargo, son tantos los decepcionados, los furiosos, que ese tipo de dádivas no les parece suficiente, porque no es ningún secreto que el principal papel de la oposición se hace en el Parlamento, y mal lo va a tener un portavoz de área, cualquiera, si pretenden marcarle la línea a seguir portavoces adjuntos a la portavoz principal, que incluso podrían intentar fiscalizar su trabajo e indicarle la estrategia.

Rajoy no se ha equivocado al designar a Soraya Sáenz de Santamaría, aunque sí al designarla como lo ha hecho, con secretismos y sin contar con nadie. Pero su gran error no es Soraya, sino lo que se llama ya los sorayos, el equipo parlamentario. En el PP hay runrún de posible candidatura alternativa a Rajoy en el congreso de junio. Además de posible, es probable.

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