Despreciables nacionalismos

No veo nada más reaccionario, bajo y despreciable social y políticamente que esos nacionalismos de suelo y fuero

Es apabullante la capacidad que en este país tienen algunos para separar, dividir, disgregar aquello que costó hacerlo siglos de hambre, sangre, sueños y vidas. Y no es romanticismo ni grandilocuencia, créanme. Veo en los nacionalismos el mayor y más peligroso cáncer de las naciones, de las verdaderas naciones, quiero decir, porque el concepto de nación sería el que nos aleja de lo tribal, sin renunciar a las raíces y al carácter. Y nos invita a abordar proyectos más amplios y generosos, en los que se buscan y subrayan similitudes, parentescos y no diferencias o distancias.

Los otros nacionalismos, los que, por el contrario, acercan lo tribal, las singulares diferencias, nos hacen incapaces de defender, incluso, la familia y la amistad como diversas pero fuertes piedras angulares de la misma sociedad y nos invalidan para acometer proyectos de mayor calado y beneficio social, de más amplios horizontes, de mayor ventilación en ideas, creencias y diversidad en derechos y libertades.

Se ha dicho con insistencia que el pecado capital de los españoles es la envidia. Yo creo que hoy no es el mayor. Ahora, el pecado nacional es uno que no se cita en el Ripalda y que tiene varios nombres: insolidaridad, egoísmo, individualidad, todo eso que nos impide hacer causa común en nuestros días ante el frecuente bandolero, el cuentista, el embaucador disfrazado de honrado hombre público. Hoy, el carácter quijotesco y poco prodigado entre los que sienten antes el hambre de panza que de honra, ha dado paso sin fielato al carácter sanchista -de Sancho, no de Sánchez, o quizá también, ya se verá- y el "dame pan y dime tonto" se practica hoy con demasiada frecuencia y se valora antes que las virtudes del trabajo, del esfuerzo personal, la moral -o si se quiere la ética- la vergüenza torera en fin y el rigor de lo bien hecho, del respeto, de la responsabilidad, del honor personal y el colectivo.

Por eso no veo hoy nada más reaccionario, bajo y despreciable social y políticamente que esos nacionalismos de suelo y fuero. Sí, esos novelones políticos que; fundados en muchas historietas falsas, inventadas por torcidas mentes de pretendidos próceres neuróticos que soñaron con la paternidad de esas patrias inventadas y que, invocando ridículas supremacías -¡hasta genéticas!- sólo pretenden injustos e inmerecidos privilegios, bajo amenaza y exigencia de independencia: Los que tienen el alma mezquina sólo pueden amar virtudes y patrias pequeñas. ¿O no?

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