La esquina

josé / aguilar

Después del frenazo, frenesí

MI compañero Antonio Fuentes ha metido el bisturí sin piedad a la gestión del Gobierno bipartito PSOE-IU y ha hecho un balance desolador. En más de mil días de legislatura la Junta ha aprobado dos leyes de cierta relevancia y ha cumplido la mitad de las 25 promesas que hizo Susana Díaz en su debate de investidura. Sin entrar en detalles, daban ganas de preguntarle a Fuentes: ¿Ah, pero han hecho algo?

El adelanto electoral tan dificultosamente explicado por Susana Díaz ha dejado sobre la mesa los proyectos más ambiciosos, como la reforma de las empresas públicas o el plan de legalización de viviendas irregulares, y prácticamente todos los asuntos importantes que Izquierda Unida había planteado durante la negociación del pacto (renta básica, banca pública, banco de tierras). No es descabellado hablar de una legislatura fallida, sobre todo porque el primer problema de Andalucía, el paro, sigue intacto.

Fallida, pero acelerada en el tramo final, en los minutos de la basura. Una vez desalojados los consejeros de IU, el nuevo Gobierno autonómico exclusivamente socialista ha entrado en una fase de frenesí de dos meses de duración improrrogable. No pueden inaugurar nada, si es que había algo por inaugurar, porque la ley electoral lo prohíbe, pero los consejeros todos, con la presidenta a la cabeza, están siendo poseídos por un activismo desaforado que, en el fondo, supone cierto reconocimiento de que en estos tres años no han sido gestores aplicados, dinámicos y ágiles.

En dos o tres semanas la Junta ha resuelto de golpe el problema de los recortes de jornada y salario de los eventuales del Servicio Andaluz de Salud -tan de golpe que lo gestionaron con los pies-, ha anunciado la prórroga de varios planes de empleo, para menores de 30 años y para mayores de 45, así como la renovación de conciertos para aplicar la ley de dependencia, y ha repartido decenas de millones de euros en subvenciones, avales e incentivos de fomento empresarial. Y lo que queda por delante hasta el mismísimo día 22 de marzo. Cuando los andaluces acudan a votar lo harán con el cerebro abrumado por la idea de que el Gobierno autonómico (etapa socialista) es un ciclón de iniciativas, medidas, acciones y planes. Todo por Andalucía.

Vamos a tener que darle la razón al cazurro del tópico: ¿Elecciones cada cuatro años? ¡Mejor cada cuatro meses! Así nos creeríamos que hacen muchas cosas.

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