Disputas

Errejón trata de imponer su criterio, su documento y su proyecto pero no se atreve a la disputa del liderazgo

Los debates internos de los partidos políticos tienden a simplificarse. Para el gran público e incluso para el ciudadano medianamente informado estas cuestiones son difíciles de entender y se pierden ante tantas discrepancias, puntualizaciones y matizaciones sobre las que se construyen los discursos divergentes de los diversos líderes políticos. Porque son muchas las causas que poco a poco van adhiriéndose a la polémica central y muchas también las rencillas, los celos, las pugnas por el poder y los enfrentamientos personales que van abonando una disputa interna que más temprano que tarde salta a los medios de comunicación y se convierte en el referente central de la política de ese partido.

Son varios los partidos que están en esa dinámica, pero quizás la más sorprendente en su evolución haya sido la que a Podemos le ha estallado a las puertas de su congreso. Da la impresión de que son los propios dirigentes de la formación morada los primeros sorprendidos en la virulencia y repercusión pública que sus debates están teniendo. Comenzaron presumiendo de la transparencia de su comportamiento político y hacían alarde de la normalidad y publicidad que le daban a sus divergencias. Pero conforme subían de decibelios las discusiones y comenzaron a apuntarse a la discusión cada vez más y más dirigentes, cada uno con su idea, su propuesta y su documento, comenzaron a preocuparse de su propia imagen, del desgaste que supone tanta discusión y desplantes dialécticos y tantas puyas envenenadas. (Porque en esto, hay que reconocerlo, Iglesias y Errejón son dos maestros). Saben que están cansando a su parroquia, pero ninguno de los contendientes cede ni quiere ceder. Cuanto más hablan y alaban la necesaria unidad, más lejos están de conseguirla y más próximos se encuentran de la confrontación total. Y es que, ahora lo están aprendiendo en sus propias carnes, los congresos los carga el diablo. Cuando una discrepancia amigable y tolerable se traslada a una batalla orgánica y a una pugna por el poder, todo se magnifica y lo que era una matización estratégica y asumible, a la vuelta de unas semanas se convierte en principios antagónicos e irreconciliables. Eso suele pasar siempre. Lo curioso de esta pugna es que Errejón, artífice prácticamente de una enmienda a la totalidad de la política de su colega Iglesias, trata de imponer su criterio, su documento y su proyecto pero, aún hoy, no se atreve a la disputa del liderazgo. Todo se andará o esta contradicción puede ser la causa de su derrota. Al tiempo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios