Estratagema 20.1

¿En que difieren las garantías de un reglamento que exige un 20% de otro que sólo pide el 3%?

Todo el argumentario de este fin de semana en los comités provinciales del Partido Socialista invitaría a pensar que la actuales direcciones están perfectamente versadas en la obra de Maximum Shameless, si no fuese porque los programa de los candidatos a las secretarías generales coinciden en la necesidad de mejorar la formación de los militantes.

Al analizar las "estratagemas" planteadas por Shopenhauer en El arte de tener razón, el doctor Shameless perfecciona la número 20. Sostiene Shopenhauer que en la discusión con el adversario se debe deducir la conclusión deseada en el momento en que éste acepta cualquier premisa previa. Aunque de ella no se deduzca necesariamente la tesis defendida. Estratagema que Shameless mejora y adapta los tiempos actuales proponiendo que la tesis defendida sea enunciada a renglón seguido de la premisa irrebatible, con la extensión de un tweet de 140 caracteres. "No se puede cambiar de reglas en mitad del partido" igitur "hay que exigir un 20% de avales". Razonamiento incuestionable, si se omite el hecho de que el partido no comienza hasta que se vota exigir un porcentaje y no otro. Como se había acordado en el 39º Congreso. Incuestionable pero mejorable, que para eso hay jefes. Susana Díaz acaba de justificar que se mantenga el cuestionado mínimo en que aún no se ha desarrollado "el reglamento que establece las garantías para estos procesos". Lo que da a entender que, si se hubiera aceptado el 3%, no las habría y le permite afirmar que lo importante es que se ha decidido que el proceso las tenga todas. Para lo que hay que exigir el 20%, que es lo único que realmente se ha votado. Aclarémonos ¿hay reglamento o no lo hay? ¿Dependen las garantías del número de avales que se requieran? ¿En que difieren las garantías de un reglamento que exige un 20% de otro que sólo pide el 3%?

El desgaste de los partidos políticos que convocan primarias frente a los que no no proviene de la confrontación de ideas o programas, sino de los talantes y la pobreza del argumentario que se ponen sobre la mesa. Es posible que a la ciudadanía le importe dos higas quién dirija el PSOE en los próximos cuatro años, pero también es muy probable que le preocupe que la tomen por lila. Y cuando piensas que las explicaciones que les dan a los otros no se sostienen, empiezas a dudar de las que tú recibes. Y es entonces cuando convocar primarias sale caro. Aunque se ganen.

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